-Diego Matías Rodríguez (5): Buenos reflejos para sacar con el pie el remate de Mas. En el gol de Villalba, debió haber estado más cerca del palo para cubrir el remate.
-Gustavo Toledo (3): En la primera parte, le ganaron mucho la espalda. Por ahí vino el mano a mano de Mas con el Ruso. Después se acomodó, pero no pesó.
-Cristian Tula (3): Ni solidez ni seguridad. Nada distinto de lo que venía haciendo Emanuel Aguilera.
-Víctor Cuesta (3): Quedó pagando en el gol de Villalba. Tampoco se afianzó atrás.
-Nicolás Tagliafico (3): Villalba lo volvió loco en el primer tiempo. Nunca hizo pie. Todavían o tuvo un sólo encuentro destacado en lo que va del torneo.
-Matías Pisano (3): Su peor presentación en el campeonato. Decidió siempre mal. La pasó cuando debió encarar, encaró cuando la debió pasar y siempre trasladó de más. Tuvo su chance y definió pésimo. Volvió a mostrarse molesto con su sustitución -sin dudas, justificada-.
-Jesús Méndez (4): No se destacó ni en la marca ni en la creación. Volvió a jugar al límite de la expulsión. Debe serenarse.
-Diego Martín Rodríguez (4): La peor noticia de la noche, por sobre el resultado. Fractura de tibia luego de ir a disputar una pelota antes del entretiempo. Antes de eso, no sobresalió.
-Federico Mancuello (5): El único que, individualmente, podía generar algo. Tuvo muchas chances de anotar con remates lejanos, pero le faltó puntería.
-Claudio Riaño (5): Muy eficiente cuando se lo buscó para pivotear y desgastar a la defensa rival. Pero se perdió dos oportunidades claras de gol en el área.
-Lucas Albertengo (4): Tuvo algunas combinaciones positivas con Riaño en los primeros cuarenta y cinco minutos, pero después nada.
-Franco Bellocq (4): No se hizo eje en el medio.
-Francisco Pizzini (3): Otra vez, entró para darle frescura y desequilibrio al ataque y falló. No está siendo un factor de cambio. Mal.
-Martín Benítez (4): Lo de siempre. Intentó encarar siempre. Algunas veces ganó, pero no sirvió para generar nada. Debe jugar más en equipo.
-Jorge Almirón (4): El equipo no pudo traducir el dominio del primer tiempo en el marcador. No fue por mala suerte, sino por impericia para definir. Tuvo dos traspies. El segundo, lo pagó caro. Y en el complemento, no tuvo ninguna señal de mejoría ni rebeldía. Tampoco encontró variantes en los cambios. Le cuesta horrores al Rojo quebrar a los equipos que lo esperan. Ya es verdaderamente preocupante lo del equipo. No sólo por la cosecha de puntos, que está muy por debajo de lo esperado, sino por la imagen global de las últimas dos o tres fechas. Así, no. Y ahora, sin el Toro en el medio y con una seguidilla dura en las próximas cuatro fechas, todo parece gris.
