Cristian Rodríguez fue la gran figura de Independiente. Jugó los 90 minutos, la pidió siempre, marcó los caminos y en el cierre saltó y anticipó a todos para el 2-1 final. Delirio y ovación para Cebolla.
Su llegada le dio un salto de jerarquía muy importante al plantel. Claro está que debido a su inactividad tuvo que ponerse a punto y hace ya unos partidos que marca la diferencia. Y, si bien ante Racing no pudo estar, fue frente a Arsenal por la Copa Sudamericana donde comenzó a demostrar su gran calidad.
Este sábado ante Chicago, según comentó Mauricio Pellegrino, la idea era que no jugara los 90 minutos, pero el partido y su rendimiento así lo demandaron. El Cebolla se hizo eje. Mostró que el camino era ir para adelante, pidió la pelota y hasta se arrimó a Matías Pisano para darle fútbol y confianza para animarse.
Se juntó también con Papa e intentó asistir a los delanteros. Probó varias veces desde afuera, cuando Chicago cerró los espacios, pero siempre se topó con algún defensor que desvío su remate. No obstante, fue clave y protagonista de los dos goles del Rojo.
A los 13 minutos armó la jugada que derivó en el centro rasante y el gol de Juan Martín Lucero para la apertura del marcador. A los 44 del segundo tiempo fue el autor del grito del triunfo. Tiro de esquina que ejecutó Pisano y el Cebolla se adelantó a todos para cabecear y depositar la pelota en el segundo palo para el delirio de toda la hinchada roja. El 2-1 sobre el final fue muy festejado y para Rodríguez hubo ovación: ¡Uru-guayo Uru-guayo!
