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Victoria y cargada eterna en el Cilindro, como toda la vida

Un doblete de Darío Gandín desató la fiesta en el Cilindro que una vez más fue todo Rojo. La gente se quedó hasta una hora después  festejando. ¡Revívilo!

Por la sexta fecha del torneo Apertura 2009,  Independiente visitaba a Racing. Este cotejo era trascendental para el Orgullo Nacional que venía de un arranque irregular, donde cosechó 7 puntos en sus cinco partidos disputados. Aquella tarde nublada el equipo de Américo Rubén Gallego debía ganar para prenderse arriba.

El equipo que paró el Tolo tenía los siguientes nombres: Gabbarini; Vella, Matheu, Galeano, Mareque; Busse, Acevedo, Mancuello, Piatti; Silvera Gandín, el DT confiaba en el 4-4-2 que le dio resultados en un equipo que finalizó haciendo un correcto torneo en el que terminó en la cuarta ubicación.

El partido empezaba a merced de Independiente, el cual no dudaba en salir a proponer y se llevaba puesto al rival de entrada, cuando a los tres minutos, una buena trepada de Walter Busse por el sector derecho, decantaba en un centro raso al área, Silvera la dejaba pasar arrastrando su marca y Gandín solo la empujó para establecer el 1-0.

Posteriormente, todo siguió siendo dominio del Rojo, que se vio recompensado a los 28 minutos, cuando Lucas Mareque hizo una patriada, le pegó de larga distancia, la pelota volvió a él tras rebotar en un defensor, jugó la pared y cuando recibía la descarga fue derribado, penal.

Otra vez Gandín iba en busca del segundo de Independiente y de su cuenta personal. El Chipi definía con un remate anunciado a su derecha y De Olivera que la rozó no pudo contener 2-0 para el Rey de Copas. Iniciado el complemento, Damián Ledesma hacia valer la ley del ex y ponía el 2-1.

Pese al suspenso que trajo ese gol, el partido terminó en victoria para Independiente y se desató la locura. En tanto que el Racing de Caruso Lombardi, continuaba en zona de promoción. Las 2.500 personas que pudieron colmar la visitante se quedaron incluso una hora después del encuentro festejando a pura cargada ante la atónita mirada de los derrotados.

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