Pese a la fatalidad de Adrián Gabbarini que costó el 3-0 en el Amalfitani, hay que destacar la entereza del joven arquero, quien tras su error defendió la red como lo hace en todos los partidos desde que es titular. A bancarlo.
No se descubre nada si resaltamos que estar bajo los tres palos es la posición más ingrata del fútbol desde su creación hasta nuestros días y los que vendrán. Y no sólo por el hecho de ser el único en la cancha, sino porque sus errores son los que más se evidencian y siempre se registran en el marcador.
Esta vez le tocó a Adrián Gabbarini. El Rojo ya caía 2-0, el partido estaba agonizando y la derrota del equipo del Tolo era una realidad, cuando el uno de Independiente salió a descolgar un tiro de esquina. Tomó la pelota en el aire y al caer la misma se le escurrió de entre sus manos. Para mala fortuna del portero, la volvió a agarrar pero la redonda estaba encaprichada y cayó en los pies de un Silva que no perdonó.
Sí, para colmo en los pies del delantero que le viene de cortar una ilusión al Rojo en el torneo anterior. El gol, el tercero, fue un golpe duro que puede dañar psicológicamente al plantel o hacerlo más fuerte. Un tanto que puede dañar la integridad de cualquier arquero, incluso de los más experimentados.
Sin embargo, para ser gratos con Gabba hay que mencionar que su actuación fue destacable. A medida que el Rojo fue perdiendo identidad, Vélez fue creciendo y perdiéndole el respeto a los once del Tolo. Así fue que el uno tapó varias pelotas. En el primer tiempo un gran tiro libre al Roly Zárate fue lo mejor.
En el gol que abrió el marcador poco pudo hacer ante el Burrito Martínez, quien con pelota dominada dentro del área definió muy bien, junto a un poste. En el penal se resbala y eso le juega en contra. No obstante, hay que marcar que tapó un par de jugadas luego del 2-0 incluso tras el 3-0 (dos a Maximiliano Morales, una al Roly Zárate y otro mano a mano sobre el final).
En fin, cubrió bien el área, aunque en los centros estuvo algo dubitativo. Tendrá que seguir trabajando y, lamentablemente, comiéndose esos goles, porque como dijo Gatti, los arqueros son buenos luego de ir a buscar la pelota 50 veces adentro del arco por un error propio.
