(COLUMNA DE OPINIÓN) – El diez del Rojo, una de las figuras del conjunto que dirigía el Turco Mohamed, decidió quedarse en el club para jugar las Copas pero una lesión no le permitió estar en óptimas condiciones.
Como es bien conocido ganar la Copa Sudamericana le dio al Rojo una gran cantidad de Copas Internacionales para disputar. El futuro era alentador, aunque hoy, el presente demuestre muchas decepciones y tristeza. Obviamente Patricio Rodríguez era una de las cartas fuertes del equipo. Sin embargo un síndrome meniscal fue su karma.
Entró en el segundo tiempo ante el Júbilo Iwata en Japón por la Suruga Bank. Se lo vio fuera de estado y con muy poco ritmo futbolístico. Ya por aquellos días se hablaba de una posible operación y de un esfuerzo por parte del jugador que pudo haber complicado el problema físico que lo aquejaba.
Justamente el Pato tuvo que visitar el quirófano y los más de 40 días que tuvo de recuperación lo hicieron perderse la final de la Recopa con el Inter brasileño. Bronca, desilusión y angustia en todos los hinchas de Independiente. Más aún después del resultado final y la derrota.
Rodríguez recién pudo volver a la Primera en el clásico ante Racing. Ya con Ramón Díaz como DT y tras haberse adelantado que iba a estar unos encuentros antes, el Pato jugó como titular ante la Academia. Otra vez se lo notó con poco fútbol y con un estado físico que le impedía sacar ventajas.
A pesar de que su rendimiento no fue el esperado, también fue titular y jugó todo el match de revancha ante la Liga de Quito y, pese a que continuó con sus problemas no fue sustituido. Se lo vio con mayor peso corporal y con falencias para desequilibrar con su notoria habilidad.
En la tarde de sábado que el Rojo recibió a Godoy Cruz, el Pato no estuvo ni en el banco de suplentes. Es evidente que el regreso del Pato fue apurado por el clima que se estaba viviendo y por la necesidad del equipo de lograr resultados importantes. ¿Vos que hubieras hecho?
