Independiente y Argentinos, dos históricos defensores del buen gusto, esta noche volverán a verse las caras en un certamen internacional, tras más de 20 años de desencuentros. ¡Increíble! La última vez que se habían enfrentado en un torneo intercontinental fue en 1989. Allí, el 11 de setiembre, Independiente derrotó 2- 1 a Argentinos, en Avellaneda. Con goles de Insúa y Reggiardo, el Rojo accedió así a la final de la Supercopa, tras haber vencido por 1-0 al Bicho, una semana atrás, con tanto del Gringo Giusti.
Ese conjunto, perdería luego, por penales, la final ante Boca Juniors, que tuvo a un Navarro Montoya inspiradísimo. E increíblemente, también, se quedaría sin el campeonato 89/90, en el cual fue líder por muchas fechas, pero sucumbió ante la efectividad de River. Era tanto el poderío que tenía Independiente que con 54 gritos se erigió como el más goleador del torneo, convirtiendo seis tantos más que el campeón. Así y todo, pese a la marcada diferencia en el historial a favor de Independiente (15 partidos de ventaja),
Argentinos también gritó bien fuerte. Y fue en 1985. Aún se recuerda aquel choque de vuelta por las semifinales de la Libertadores, que luego ganaría Argentinos –venció por penales al América en Cali-, en el que los Bichitos Colorados de José Yudica dieron el batacazo en Avellaneda tras derrotar 2- 1 al Independiente de José Omar Pastorizar, con el recordado penal que Vidallé le atajó a Marangoni.
Aquel 10 de octubre, dicen, fue el día en el que, en realidad, ganó el fútbol, porque ambos merecieron el triunfo. Miguel Vicente, actual editor de Clarín, escribió: “Una noche iluminada de Marangoni, Bochini, Ríos y Goyén por el lado de Independiente; y de Olguín, Videla, Commisso, Borghi, Castro, Batista y Vidallé, por el lado de Argentinos… Se vio uno de los partidos más brillantes en la historia del fútbol argentino”.
Supo ser uno de los duelos más esperados de la década de los ochenta. Pero la erosión del tiempo hizo que cada vez salgan menos de copas (en la últimos diez años, Independiente jugó la Libertadores 2004 y Sudamericana 2003 y 2008). Antes despilfarraban, se divertían y brindaban espectáculo. Ahora, tienen las chirolas contadas, el ánimo cabizbajo y la presión de desdibujar la infame realidad. Y la necesidad de colorear, ¿por qué no esta noche? nuevas historias. Ojalá que sean bien rojas, como el trono de su Rey.
