Ni Sebastián Beccacece, ni Nicolás Diez, ni el resto de los colaboradores supieron dar vuelta la situación.
Después de quedar eliminado de la Copa Sudamericana, eliminado de la Copa Argentina, sin entrar en la Copa Libertadores 2020 y lejos de la cima en la Superliga, Sebastián Beccacece se irá de Independiente.
El DT y sus ayudantes no convencieron ni a la dirigencia, ni a los hinchas y socios del Rojo. Parte del plantel se identificó con su trabajo, pero también se generaron divisiones dentro del grupo y la banca disminuyó por falta de tacto y experiencia para tomar decisiones; tales como hacer cambios incendiarios en medio de los partidos, rotaciones inentendibles y separar del grupo a ciertos referentes.
Más allá de Sebastián Beccacece, la responsabilidad también le cae a sus principales colaboradores: Nicolás Diez y Guillermo Marino. Es evidente que el fracaso les pertenece, ya que tampoco lograron complementar al DT, marcarle a tiempo los errores y pensar primero en Independiente y luego en sus pretensiones.
Lo mismo para los preparados físicos, responsables de tantas lesiones musculares y ausencias reiteradas que inclinaron la balanza hacia el lado más desagradable y frustrante, que es un Independiente sin objetivos.
