Independiente le ganó tranquilo a General Caballero, pero aún así tuvo sus sobresaltos.
El triunfo de Independiente sobre General Caballero fue importante por dos cosas: Para seguir en la pelea por clasificar a Octavos de la Sudamericana, y por la tranquilidad con la que se terminó el encuentro. El Rojo necesitaba finalizar el duelo sin sufrir, y lo logró, pero tuvo que padecer en el arranque.
En el primer tiempo, el Rey de Copas no podía hacer pesar no solo la localía, sino también la diferencia histórica entre ambos. El elenco paraguayo se dispuso a molestar en el medio, y los dirigidos por Eduardo Domínguez no podían hacer pie. Gustavo Arévalos, el portero de ellos, apenas hizo algunas atajadas normales, aunque extrañamente las hizo de manera forzada.
Sin embargo, el entrenador de Independiente supo leer el partido. Sacó a Gastón Togni y a Damián Batallini, e hizo ingresar a Alan Soñora y a Tomás Pozzo. Ambos entendieron perfectamente la situación. Pozzo tomó las riendas rápidamente, y fue el socio perfecto para Lucas Romero. Soñora, por su parte, se encargó de manejar la pelota más arriba. A partir de sus ingresos, se vio lo mejor del Rojo.
Tal fue así que el partido dejó de disputarse en el mediocampo, y pasó a jugarse deliberadamente en el terreno de General Caballero. Con la supremacía, llegó lo más importante: Los goles. Primero Leandro Benegas, tras un centro desviado, y luego Alan Soñora con un zurdazo impecable desde lejos, al ángulo.
Después, solo fue cuestión de no desesperarse, y dejar pasar los minutos. Al finalizar, Independiente terminó consiguiendo un triunfo merecido, aunque trabajado antes de los cambios. Fue la primera victoria por más de un gol, lo cual es importante, ya que puede ser el punto de partida para un equipo que necesita ser más regular.
Pese a esto último, el rival fue netamente inferior, y aún hay que trabajar mucho para poder enfrentar a adversarios más complicados. Lo más importante se logró, y ahora el equipo puede trabajar más calmo de cara a lo que se viene.
