Independiente derrotó 1-0 a Talleres en el debut oficial de Leandro Stillitano. ¡Vamos Rojo!
Contra Talleres, en Córdoba, la historia casi siempre termina con un final feliz para Independiente. No solo por aquella final del Nacional 1977, sino también porque el historial allá muestra un claro dominio del más grande. Ahora, en el debut oficial de Leandro Stillitano, la historia no fue distinta: El Diablo se impuso 1-0 y volvió a amargar a los cordobeses.
De arranque, se notaron las intenciones. Los de Avellaneda trataron de tener la pelota y lastimar por los costados. Con Rodrigo Márquez y Tomás Pozzo atrevidos y movedizos por los costados, los dirigidos por Stillitano hicieron de esas zonas sus vías más comunes de ataque. Por el medio, Juan Cazares cada tanto lograba algún pase de habilitación, y los remates lejanos eran el último recurso.
Sin embargo, y pese al dominio ante un Talleres débil y desconocido, la alegría iba a llegar recién en el segundo tiempo. Ayrton Costa, de gran partido, se escapó por la izquierda. Acto seguido, envió un pelotazo al medio, el cual impactó en Ángelo Martino, y se metió en contra. Con fortuna, pero vale igual: Independiente se ponía en ventaja merecidamente.
Era el mejor momento del Rojo: Protagonista y en ventaja, el escenario era ideal. Sin embargo, la noche se iba a complicar inesperadamente. Rodrigo Garro tenía la pelota en una zona intrascendente, y sin peligro alguno. Iván Marcone, el capitán, intentó recuperarla, y terminó propinándole un duro planchazo que derivó en su expulsión. Totalmente innecesario.
Por suerte, y pese al error garrafal de Marcone, Independiente contaba con un aliado. Ángelo Martino ya había hecho el gol en contra, y lo único que le faltaba para coronar una noche para el olvido, era una expulsión. Esto sucedió cuando, en ataque, cayó. Al levantarse, le pegó un cabezazo a Sergio Barreto, y Hernán Mastrángelo le mostró la tarjeta roja.
Con la igualdad numérica y el marcador a favor de Independiente, Talleres intentó vanamente conseguir el empate. El Rojo se replegó y esperó alguna contra, mientras dejaba pasar los minutos. La defensa logró una solidez clave en el duelo, y Rodrigo Rey supo responder cada vez que la línea del fondo flojeaba. En su debut, el Diablo consiguió un triunfo importantísimo, aunque hay que seguir trabajando para mejorar. De algo no hay dudas: Cuando hay actitud y buen juego, todo se hace mucho más fácil. ¡A seguir así, Rojo!
