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Cuidemos a los ídolos

Santoro

Una parte importante de los hinchas y socios del rojo estamos pendientes acerca de la evolución y cuidado del patrimonio del club. Hay infinidad de discusiones, foros, mensajes y notas que reflejan esto.

Sin embargo, y en las circunstancias actuales que le toca vivir al club, una parte fundamental de su patrimonio esá siendo desgastada y  bastardeada.  No estoy hablando del estadio, las instalaciones o  los propios jugadores, sino de un bien intangible, inmaterial, pero clave para entender la grandeza del club: nuestros ídolos y su historia.

La decadencia institucional de Independiente puede ubicarse desde hace más de diez años y tiene diversos motivos, que básicamente se centran en el desmanejo institucional que hemos soportado en estos años. Pero más allá de los motivos, un indicador claro de esa decadencia es como paulatinamente fuimos destruyendo la imagen de cada unos de nuestros ídolos, siendo casos emblemáticos pero no únicos los de tal vez tres de los mas grandes ex jugadores del rojo: Daniel Bertoni, Ricardo Bochini, Jorge Burruchaga y Miguel Angel Santoro.

En los cuatro casos las circunstancias y las consecuencias de ese desgaste son similares, casi un calco una de la otra. Un ex jugador del club, ídolo, que se hace cargo del equipo en momentos críticos (recurren a ellos como último recurso), que termina “fracasando”, criticado duramente, distanciado del plantel y sin apoyos institucionales.

Lo que hoy lamentablemente sucede con Pepé, ya ha pasado. Las frases, las declaraciones y los problemas siempre son siempre iguales, son un espejo siempre similiar

Por ejemplo, en 2004, Bertoni regresa al club, tras varios años fuera de la dirección técnica, y apegado a observar jugadores para llevarlos a la Fiorentina de Italia, para asumir la conducción del equipo tras la muerte del gran “Pato” José Pastoriza. Luego de algunos malos resultados, el presidente Julio Comparada dijo que quedó supeditada la continuidad del técnico a la obtención de resultados convincentes. Finalmente Bertoni renuncia, pero no se queda callado y acusa a los dirigentes de haberlo usado. Independiente jugó 16 partidos, con 5 victorias, 4 empates, 7 derrotas y 19 puntos, terminando el 15º lugar. Las frases parecen sacadas de un diario de ayer: “El problema de Independiente es más anímico que futbolístico”. “Bertoni no estaba en buenas relaciones con algunos referentes del plantel, como el arquero Carlos Navarro Montoya”. “Comparada me pidió que reviera la decisión que ya había tomado. Pero era tarde”. Cualquier parecido con la realidad de hoy, ya sabemos no es conincidencia.

Con el Bocha paso algo similar. La dupla Bochini-Fren asume la dirección del Rojo en el Apertura 2001, los  resultados  no  fueron  buenos  para  Independiente,  tampoco fueron calamitosos y se mantuvo a media agua  en  la  tabla  de  posiciones.   Sin embargo,  luego  de   declaraciones  de  Fren  a  la  prensa  diciendo  que Independiente “es un rejuntado”, la  Comisión  Directiva del club decidió dejarlos a ambos afuera. En ese campeonato del ’91  jugaron 18 partidos, ganaron 5, empataron 7 y perdieron 6, terminando en el 11º puesto de la tabla.

Luego y en el ocaso de Héctor Grondona en la presidencia del Rojo, llevó como DT a a Enzo Trossero y después de 14 partidos (4 ganados 1 empatado y 9 perdidos) asume la dupla  Bochini-Clausen. Allí, y luego de 7 partidos  (2 ganados, 3 empatados y 2 perdidos) Ricardo Bochini anunciaba que dejaba de ser el técnico por diferencias con el otro entrenador. La dupla que se había armado para conducir al equipo quedó a mitad del camino: duró apenas 53 días y otra vez las declaraciones conocidas y repetidas: “En la pretemporada pasaron cosas con las que no estaba de acuerdo”, “Es muy difícil hacer una dupla cuando uno piensa de una manera y otro de otra”. “Quiero ser responsable de todas las decisiones”, fue la frase de despedida de Bochini. Muy distinta fue la visión de Clausen. “Me sorprende su decisión. Cuando me dijo esto, le ofrecí mi renuncia para que él siguiera solo. Y tampoco quiso”. Peleas y desgaste de gente muy querida por todos, otro final anunciado.

Estos son sólo ejemplos de algo que se ha transformado en una muy mala costumbre en el Rojo. Recurrir a los ídolos para salvar las crisis futbolísticas y hasta institucionales. No está muy lejos la última campaña electoral, cuando hubo enfrentamientos entre ex jugadores que apoyaban a Julio Comparada y los que lo hicieron por Noray Nakis. Los ex jugadores están en su todo su derecho de participar con quien quieran, el problema es cómo esa participación es leída por socios e hinchas y como muchas veces estos mismos socios e hinchas caemos en una crítica facilista, donde cargamos contra nuestros ídolos de manera brutal, sin percibir que el daño no se lo hacemos al “contrincante” sino al club.

¿Cómo puede ser que todos caigamos en la trampa de castigar a nuestros máximos referentes? Desde ya, como seres humanos, ellos han cometido errores: aceptar en circunstancias muy adversas, creer que sólo por la trayectoria se ordenaría una situación crítica, legítimo interés en sumarse a la política del club. Pero más allá de estos errores, lo que llama la atención es la falta de consideración que directivos, socios e hinchas hemos tenido con ellos. Los han criticado, insultado, sin detenerse a pensar en el daño irreparable que esto les estaba causando no solo a estas personas, sino al club en su conjunto.

Creo que ha llegado la hora de salvar nuestra historia, nuestros referentes. Tenemos todo el derecho de criticar, opinar y analizar lo que acontece en el club tanto en lo deportivo como en lo institucional, pero de no mediar algún acontecimiento verdaderamente grave, debemos obligarnos a cuidar y defender a nuestros ídolos.

Hoy se despidió, en circunstancias penosas, en un final anunciado, un grande, un caballero, un hincha del Rojo, una persona comprometida con el club. Un técnico que con errores, que dejó todo por el equipo. Un técnico que ha tenido que soportar el desplante y la crítica de jugadores que no merecen siquiera ser alcanzapelotas en el club.

Cuidemos a los ídolos, porque son nuestros. Querría como miles de nosotros, que la próxima vez que en el club o en una cancha  me cruce con Bertoni, Santoro o el Bocha, los hinchas los aclamaran, que mis hijos me pregunten quiénes son, que me pidan una foto con ellos, que los sientan como los sentimos nosotros, héroes de nuestra institución. Al cuidarlos a ellos nos cuidamos a nosotros, a nuestra historia y a nuestro futuro.

Adrián Gustavo Zarilli para Infiernorojo

(@Independiente) (@Independiente)

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