Matías Pisano participó muy poco del circuito de Independiente ante Argentinos Juniors y demostró que su nivel sigue siendo bajo. Cuando tuvo la pelota intentó y desequilibró.
Dicen que los jugadores como él tienen lagunas, pero el nivel de Pisano no está siendo el esperado por todos. Incluso por Jorge Almirón que le sigue dando confianza, le mantiene la titularidad y, aunque lo saca seguido, fecha a fecha le renueva la chance de mostrarse.
En el encuentro del sábado ante el Bicho, el Enano arrancó, como de costumbre, bien recostado en la banda derecha. Desde allí nada productivo lograba. Muy lejos del área, muy lejos de sus compañeros y muy lejos de la discusión para crear juego.
Ante esto, Almirón decidió mandarlo al centro del terreno. Más precisamente a la espalda de Cristian Ledesma para que cortara el camino hacia el área y arme juego desde ahí. Y tal fue así que desde sus pies nacieron las jugadas más claras de Independiente en la primera etapa. Primero habilitando a Claudio Riaño y luego a Federico Mancuello.
En el complemento y con este antecedente, Almirón decidió hacer ingresar a Gabriel Graciani para que cubra la banda derecha y tener en Pisano el jugador libre para acompañar a Lucas Albertengo. Así fue que en una contra provocó la expulsión de Matricardi y tuvo algunas jugadas en tres cuartos de cancha que llevaron peligro. Y, en su mejor momento, salió por José Valencia.
Lo cierto es que se espera más del Enano. Mayor responsabilidad y compromiso para crear juego, mayor presencia y, sobre todo, que se crea la manija del equipo y lo demuestre. Es que, hablando de números fríos hay que resaltar: Pisano remató una vez al arco, y sólo realizó 33 pases de los cuales 26 fueron correctos. Esto es el 30%, aproximadamente, del total de pases del Rojo.
