Independiente volvió a no jugar, y cayó apáticamente 2-1 con Estudiantes. ¡Muévanse, viejo!
Independiente, mal juego y, esta vez, derrota. Palabras que entran en una oración tranquilamente, aunque venía empatando. Los dirigidos por Pedro Monzón tenían que recibir a Estudiantes para cortar la racha, y lejos de eso, hicieron todo lo posible para que gane el Pincha.
De arranque, se vio la disparidad. El Rojo, nervioso, no pasaba la mitad de la cancha, mientras que la visita preocupaba constantemente. A los dos minutos, Damián Pérez realizó un cruce providencial cuando un rival quedaba mano a mano, y más tarde Santiago Ascacibar reventó el travesaño.
El panorama era desolador. Martín Cauteruccio solo, Iván Marcone perdido en el mediocampo, y Javier Báez con un estilo similar o peor que Alex Vigo. El Diablo estaba a la suerte de Dios, que en Pascua no iba a darle una mano.
Con el primer tiempo 0-0, el segundo se iba a cobrar lo que no había sucedido. Luego de un córner de Estudiantes, la pelota quedó boyando luego de varios rebotes, y fue Jorge Rodríguez el que apareció. Con un derechazo implacable, el Corcho venció a resistencia de Rodrigo Rey, que nada pudo hacer.
Tras el tanto de Rodríguez, fueron los más jóvenes los que trataron de sacar adelante la situación. Rodrigo Atencio, Tomás Rambert y Kevin López intentaron darle vida al equipo, que otra vez se quedó sin respuestas de los experimentados.
Tal fue así que Independiente logró llegar al empate, pero fue por mérito del rival. Tras un centro defectuoso, Zaid Romero cabeceó en contra y lo empató. Sin embargo, luego se redimió y puso en ventaja nuevamente a la visita.
Cuando Hernán Mastrángelo dio el silbatazo final, los silbidos no se hicieron esperar. Pedro Monzón sin ideas, y también sin respuestas de parte de jugadores como Marcone, Cauteruccio y Báez. Mientras el plantel espera la llegada de Pablo Repetto, los hinchas perdieron la paciencia y cantaron contra los futbolistas. ¡Pónganse las pilas, que esto es Independiente!
