A pesar de que lo sentimos y lo vivimos como nada en el mundo, el fútbol no deja de ser un juego y como tal, tiene una parte azarosa. A River queda claro que le cambió la suerte. Sigue teniendo un equipo tan malo como el de la temporada pasada, más teniendo en cuenta que dos de los mejores refuerzos a mi entender (Acevedo y Pavone) no están jugando. Pudo haber perdido cualquiera de los tres partidos que ganó. Ayer facturó prácticamente todas las situaciones que tuvo. Marcó un gol en offside y otro con una definición que hizo parecer virtuosa la de Palermo en aquel penal frente a Platense.
Pero claro, aunque suene contradictorio, a la suerte hay que ayudarla actuando lógicamente. A River le cambió, nosotros nos la cambiamos. Es más, sin temor a equivocarnos, podemos decir que la echamos…
El partido de ayer no lo perdió Garnero (que a mi entender lo planteó de manera correcta), ni tampoco los jugadores. Este partido lo perdieron los dirigentes, con Comparada y Menotti a la cabeza hace ya un par de meses tomando decisiones incorrectas en beneficio no se sabe de quien, pero de Independiente seguro que no. Y no estamos hablando con el diario del lunes, esto lo vinimos diciendo durante todo el receso. Y lamentablemente teníamos razón. En realidad lo sabíamos, pero esperábamos que la suerte nos jugara a favor por el bien del club.
Hace casi un año disfrutamos una clarísima victoria en el Monumental con un equipo que aplastó al Millonario, marcándole 3 goles en el primer tiempo, sin necesidad de la fortuna. Y esta dirigencia, en vez de lograr mejorar eso, hizo todo lo posible para evitarlo. Si cambiamos a Piatti por Cabrera, a Acevedo por Pellerano y ninguno de los dos logran convencer al técnico para reemplazar a Fredes (la intrascendencia en persona) y a Godoy, dos de los jugadores con peor rendimiento el torneo pasado, no estamos hablando de azar. Vallés no esta a la altura de las circunstancias, pero a pesar de que lo sabíamos todos los millones de hinchas del club y lo reclamó públicamente Garnero, para el presidente no solo no necesitamos un cuatro, sino que al que teníamos lo dejó ir (el Tano no era Cafú, está claro, pero cumplió). Es el mismo presidente que dijo que el ocho vale diez millones de dólares. También reconoció hace un año que no sabe nada de fútbol. Se nota…
Vale aclarar que no creo que esto sea una catástrofe futbolística, el problema es que no es lo que tenía que haber sido, lo que hubiera pasado si se actuaba coherentemente.
Tenemos la posibilidad todavía de hacer una buena performance en la Sudamericana. En estos días podemos volver a ver a Matheu, a Gómez y quizás juegue Velásquez de una vez por todas, mostrando el (poco) recambio que tenemos.
Nos puede ir bien, pero para eso ahora sí necesitamos de la suerte.
