Un extraño fenómeno se dio en Independiente el pasado sábado en la victoria contra Huracán, ya que en gran parte del cotejo, a partir de la lesión de Leonel Núñez, el Rojo tuvo siete jugadores en su alineación titular surgidos de las divisiones inferiores. A saber: Fabián Assmann, Juan Caracoche, Nicolas Delmonte, Sergio Vittor, Leonel Ríos, Federico Mancuello y Nicolás Mazzola. Algo que seguramente hacía muchísimo tiempo no se daba.
¿Es esto bueno? Varias lecturas se pueden hacer, pero en el fondo es algo positivo, porque si bien está claro que significa que muchas de las inversiones que se hicieron por traer fracasaron o no estuvieron a la altura de lo que es el club, también marca que hay otro trabajo en las divisiones inferiores, más allá de cómo haya jugado Vittor, Caracoche o Delmonte el pasado fin de semana. Está claro que en ese aspecto se está trabajando y muy bien o acaso ¿alguien se imaginaba esto hace cinco, diez años?
Y justamente la hinchada siempre se encarga de pedirlos. “Poné a los pibes”, se suele exigir cuando un equipo no encuentra el rumbo. El Tolo, que se sabe, es un técnico que no tiene pelos en la lengua, que llegó a Independiente con una espalda gigante, no tuvo inconvenientes en hacerlo. Después de un ensayo fallido ante Lanús con los “grandes”, optó por poner a los juveniles que insistió, más allá de haberle rendido o no, fue una muestra de que algo está cambiando en este Independiente.
Mancuello seguramente es la mejor aparición, la bandera de todos estos jugadores de las inferiores del Rojo, pero detrás de él vienen los Vittor, los Delmonte, los Mazzola, los Churín, los Blanco, los Patito, los Caracoche, los Cisneros. Son el futuro del club, a nivel institución y a nivel futbolístico. Lo ideal sería que puedan seguir el camino que marcó Assmann, ya consolidado y con un pie en Europa. Depende de ellos, pero también de un técnico que los ponga y que los banque, y sobre todo, de una hinchada que tenga paciencia en algunos casos, algo muy díficil por estos días.
Se escuchó a la gente, que los pedía, el equipo ganó (no mereciendolo) y de ahora en más hay que apoyarlos, si los pedimos, a bancarlos, porque en definitiva, más allá de limitaciones mostraron hambre, y eso, en un plantel como este que tiene Independiente, hace mucho que no se veía. El cámino más lógico sería bancarlos y no matarlos ante la primera derrota, pero en esto, todo es materia opinable. Por mi parte, bienvenida la decisión del Tolo.
