La dirigencia se encuentra en una incómoda situación, en la que lejos de poder cerrar algunas de sus promesas de campaña se encuentra con una realidad que le juega una mala pasada.
En Independiente la paz parece ser un sinónimo que nunca va a llegar, en un club en el que los problemas institucionales causan estragos, esto por una comisión directiva anterior que llevó al club a un mal escenario, dejando a quienes entraron en el último tiempo en un difícil escenario. Pese a ello, el oficialismo se encuentra en un contexto adverso, en el que varias de las ideas que tenían se ven pausadas.
Es que si bien la directiva sigue buscando soluciones externas que den una financiación, como lo son los sponsors la llegada de los propios no termina de resolverse, estando el nuevo año a menos de 20 días. Esta problemática se presenta ante la dificultad para concretar el cierre de negociaciones, con quienes prometían acercarse antes de las elecciones y hoy por hoy no llegan a un acuerdo ante el panorama que se presenta en el club.
Es que las complejidades encontradas ante el ingreso a Independiente fueron amplias, dejando en claro que, si bien la comisión directiva no es responsable de ello, si lo es de no haberlo previsto, dándose un escenario en el que no hay ingresos; teniendo al club entre la espada y la pared. También ocurre al querer resolver llegadas, donde se avanza en las charlas con los clubes o jugadores, pero a la hora de arreglar un salario todo queda en la nada. Para encontrar oxigeno una de las posibilidades que se barajan es la de vender a Tomás Pozzo, quien está a un paso de irse.
De esta forma, cuando termine la ola mundialista que tiene a todos ilusionados y cegados con la selección, se volverá a una realidad en la que la institución padece, dando como resultado un plantel corto y un entrenador que se quedará cada vez con menos jugadores. ¿Podrá Independiente reforzarse o traerá lo que se pueda? Solo el tiempo dirá, por ahora en un mercado que es largo las preocupaciones son amplias.
