Independiente volvió a jugar mal, y esta vez cayó 2-1 con Argentinos Juniors.
Una película de terror interminable, así se define el presente de Independiente. Con una dirigencia ausente, sin refuerzos, y un funcionamiento deportivo de mal en peor. Ahora, el Rojo fue a La Paternal a buscar los tres puntos, pero jugó decididamente mal y se llevó una dura derrota que agrava la crisis que atraviesa.
Desde el arranque, el Bicho puso el juego. Los dirigidos por Gabriel Milito se adueñaron del mediocampo y explotaron los costados. El local sabía como lastimar, y así se puso en ventaja. A los 20 minutos, y luego de un centro desde la izquierda, conectaron en el área y la pelota terminó en los pies de Thiago Nuss. El volante sacó un derechazo violento y dejó sin chances a Sebastián Sosa.
Independiente siguió jugando mal, viendo cómo el adversario movía la pelota y lo complicaba constantemente. Aún así, increíblemente, tuvo una cuota de suerte. Casi en el final del primer tiempo, Sergio Barreto cabeceó al segundo palo y Leandro Benegas apareció para igualar el encuentro. La igualdad era un premio inmerecido, pero le daba aire a un equipo que lo necesitaba.
La pregunta es: ¿Lo aprovechó Independiente? No. En el complemento, y pese a los cambios de Eduardo Domínguez, el Rojo siguió jugando igual o peor que antes. Los de Avellaneda fueron meros espectadores de lo que hacía Argentinos, y eso que ellos no fueron un rival demoledor tampoco. Aún así, les alcanzó: A los ocho minutos de la segunda parte, Fausto Vera expuso los horrores defensivos del Diablo y, con un derechazo cruzado, decretó el 2-1.
Al partido le faltaba mucho, pero en el desarrollo, ya había terminado. Contrario a su historia, Independiente se resignó, y ni siquiera llegó a preocupar a Federico Lanzillota. El pitazo final de Yael Falcón Pérez solo dio cierre a un encuentro al que le sobraron 37 minutos. La consigna, a este punto, es clara: ¡Traigan refuerzos antes de que sea tarde!
