Si el perro es el mejor amigo del hombre, el peor, sin lugar a dudas, tiene que ser el despertador. Momento horrible en la vida si los hay, ese en el que el sonar del terrible aparatito se mete de prepo en nuestro dormir. ¿Una alarma? ¿Los bomberos? No, tengo que ir a trabajar…
Pero hoy no fue igual al resto de los días. Mis ojos se abrieron de inmediato y salí despedido de la cama. El humo del furgón y el apretujamiento del subte no molestaron tanto. Estoy en otra cosa. Tengo una extraña mezcla de sensaciones. Ansiedad, impaciencia, nerviosismo y alegría en iguales porciones.
¡Es que hoy juega el Rojo¡ ¡Y es martes¡ ¿Fecha entre semana? ¿Torneo de invierno? No señor, ¡noche de copa¡ ¿Seguro sonó el despertador?
Es verdad, no estamos en los setenta, es frente a Estudiantes y no estamos en la década del 80, tampoco del medio para arriba juegan Garnero, López, Usuriaga y Rambert como a mediados de los 90, pero como siempre tenemos que estar.
También es verdad, aunque ojalá no pase, que existe la posibilidad de que en algunas semanas estemos pidiendo alguna cabeza, pero como siempre vamos a estar.
Hoy tenemos una fría noche de copas, como hace rato no vivíamos y por supuesto, como siempre, vamos a estar.
Suerte Bichi, suerte muchachos, vamos que ya sonó el despertador.
Javier Brizuela para Infiernorojo.
