El regreso de Lucas Romero fue de lo más esperado, pero parece haber frenado al equipo. ¡Mirá!
La derrota con Lanús dejó mucha tela para cortar. Por un lado, la dificultad que tiene el equipo para quebrar a los rivales que se repliegan atrás, y por otro el regreso de Lucas Romero, tan esperado como criticado. El Perro, de titularidad indiscutible, volvió al equipo y recibió varias críticas por su juego.
Con la lesión tanto del ex Vélez como de Lucas González, Domingo Blanco y Alan Soñora tuvieron que hacerse cargo del mediocampo. Con un juego vistoso y vertical, cumplieron con creces, y se vio a un equipo muy ofensivo que, por momentos, sometió a sus rivales. Ambos se acoplaron rápidamente en el once inicial, y supieron comandar los ataques del más grande.
Sin embargo, ante el retorno de Lucas Romero, Julio Falcioni volvió a confiar en el Perro, y no está mal. Si bien Blanco y Soñora cumplieron, son futbolistas jóvenes, y el Emperador entendió que necesita a alguien experimentado en esa zona, que es lo que puede aportar el ex jugador de Cruzeiro.
El problema es que, si bien Romero es un jugador necesario para Falcioni, también vale destacar que ralentizó el juego. Con pases a los costados y hacia atrás, Independiente pasó de ser un equipo arrollador a ser más pensante, más lento, lo que evita la posibilidad de agarrar a la defensa rival descompensada.
La dicotomía, entonces, está entre el juego y la experiencia. ¿Debe el entrenador volver al doble cinco entre Domingo Blanco y Alan Soñora para conseguir más verticalidad? ¿O lo mejor es mantener al Perro para darle más experiencia a un equipo que cuenta con muchos futbolistas jóvenes? Hasta el domingo, cuando el Rey de Copas enfrente a Huracán desde las 18, el entrenador deberá resolver ese detalle, vital en el funcionamiento del equipo.
