Un 11 de febrero de 2004, a los 37 años, era asesinado Albeiro Usuriaga. El Palomo es considerado, por muchos hinchas, de los mejores y más técnicos delanteros de la historia moderna de Independiente.
Usuriaga tuvo una larguísima trayectoria. Tan sólo en Colombia, su país natal, jugó en siete equipos: América de Cali, Deportes Tolima, Cúcuta Deportivo, Atlético Nacional, Millonarios, Atlético Bucaramanga y Deportivo Pasto. Málaga, Necaxa, Barcelona de Ecuador, Santos, General Paz Juniors, All Boys, Sportivo Luqueño y Carabobo FC fueron sus demás clubes. Quizás su manera de ser lo llevó a ser tan nómada, pero lo cierto es que aunque logró ser campeón local con el América y también levantó la Copa Libertadores con Atlético Nacional, en Independiente encontró su lugar en el mundo.
En el Rojo disputó 70 partidos y marcó 21 goles. Quizás no es una gran marca para un goleador, pero el Palomo se destacó más por su velocidad, potencia y destreza que por su poder de anotación.
Esas condiciones lo llevaron a ser figura en el equipo de Miguel Ángel Brindisi, que ganó el Clausura de 1994 y las Supercopas de 1994 y 1995 -ante Boca Juniors y Flamengo, respectivamente-.
Ya en el final de su carrera, se pronunciaron sus problemas de adicción y sus disputas con la federación colombiana. Y en el 2004, un altercado con una banda de Cali significó su final trágico. La gente de Independiente siempre lo tuvo, lo tiene y lo tendrá en sus gratos recuerdos.
