Un día como hoy pero de 1995, Independiente derrotaba 1-0 a Vélez Sarsfield y se quedaba con la Recopa Sudamericana.
La grandeza se construye en base a títulos y hazañas, e Independiente lo sabe. No hay copa que pueda jugar con equipo sudamericano que el Rojo no tenga, y cada vez que se inventa una nueva, solo es cuestión de tiempo para que el más grande la gane. La Recopa Sudamericana no es la excepción, y fue Vélez Sarsfield el que lo padeció.
El 9 de abril de 1995, ambos se enfrentaron por dicho certamen. En aquel entonces, enfrentaba al campeón de la Libertadores con el de la Supercopa. El Fortín, dirigido por Carlos Bianchi, había ganado la Libertadores contra el Sao Paulo de Telê Santana, que había ganado las dos anteriores. Como si fuera poco, además, había derrotado al Milan de Fabio Capello en la Intercontinental, y prometía ser un rival duro.
Independiente había cobrado venganza por la Supercopa de 1989, y le había ganado dicha copa al Boca de César Luis Menotti. Dirigido por Miguel Ángel Brindisi, era uno de los mejores equipos argentinos de la época, y le iba a dejar en claro a los de Liniers quién es el Rey de Copas.
El duelo fue difícil, muy trabado. Los equipos del Virrey se caracterizaban por su fortaleza defensiva y la facilidad para pasar al ataque en poco tiempo. El Diablo era de más juego, aunque no por ello tenía servido el camino. Sin embargo, a los 24 minutos de la segunda parte, Claudio Arzeno envió un buscapié preciso que encontró solo a José Tiburcio Serrizuela, y el Tiburón marcó el 1-0 definitivo.
De esta manera, cuando Francisco Lamolina por fin pitó el final del duelo, Independiente se alzó con una copa que ya tenía unos años de vigencia, pero todavía no había podido jugar. No importó que enfrente estaba uno de los mejores equipos argentinos de los ’90, con un DT que tiempo después iba a triunfar en el Xeneize: el Rojo le hizo honor a su grandeza y se impuso en Japón. No importa cuántas copas inventen, el Rey las ganará todas.