El presente de Independiente da miedo. Lejos de una película de terror, esto se parece a una de las pesadillas célebres y antológicas de un tal Freddy. Cada partido produce conjuntivitis.
Por donde se lo mire el Rojo asusta. Ojo, no es culpa de Cristian Díaz, el bombero “voluntario” de turno. El plantel es largo, pero escaso en calidad y estado físico. El plantel está superpoblado de futbolistas ingratos de vestir esta casaca. No todos, pero hay jugadores que dan lástima.
Asusta que Nicolás Cabrera sea titular indiscutible e indispensable. Su banda derecha es intrascendente, ya que cada centro termina en el mismo lugar…el pecho o la cabeza de un rival. No se sabe sacar un jugador de encima. Es una vergüenza que sea el ocho titular.
Asusta el estado físico de Leonel Núñez y la falta de compromiso de Matías Defederico. El caso de Núñez es un fracaso de su propia “profesionalidad” y de todos los dirigentes y técnicos que no supieron tutelarlo. La falta de rigurosidad y disciplina manchó su paso estelar en Argentinos.
Asusta la falta de fútbol. La pérdida de la identidad. Invocando a Valdano en Independiente los que la tienen que tocar marcan mucho y los que tienen que marcar la tocan mucho. Milito y Tuzzio son los armadores de un equipo sin fútbol. Recae sobre ellos el 80% de los avances del equipo. Claro está de sus errores en salida. Ellos no deben ser los encargados. Obviamente, la falta de actitud (no por no ser agresivos) también es preocupante.
Asusta la falta de gol de Marco Pérez y el bajón de Parra. La Sombra está más lejos de hacer un gol que la oposición de obtener un triunfo en las Primarias Internas a Presidente. Tuvo tres chances ante Olave y en ninguna facturó (no recordemos el mano a mano ante Orión, por favor).
Asusta el nivel de la defensa. Los delanteros rivales encuentran huecos por todos lados. El arquero del Rojo está librado al azar. Milito desconocido. Asusta, en definitiva el presente del equipo. Y lo peor, el futuro es preocupante. Esto es una vez más otro ejemplo agraviante para los hinchas reales del Rojo.
