En su cumpleaños, recordamos aquel histórico penal que llevó a Independiente a gritar a lo grande ante Flamengo.
Un día como hoy pero de 1999, nacía Esequiel Barco. El juvenil, que debutó el 8 de agosto de 2016 de la mano de Gabriel Milito, estuvo un año en Independiente en el que pasó de todo: cambio de entrenador, falló un penal clave, y sobre el final de su estadía marcó otro aún más importante.
Cuando el Mariscal debutó en el banco del Rojo, en la derrota por 1-0 ante Defensa y Justicia por la Copa Argentina, nadie sabía que esa noche iba a ser importante por otro motivo. En el segundo tiempo, el DT hizo entrar al juvenil de entonces 17 años, y en pocos minutos hizo expulsar a Andrés Ríos, el autor del único gol del encuentro. Pese a sus esfuerzos, el resultado no se alteró, y clasificó el Halcón.
Del otro lado, y casi como si fuera una cuestión premonitoria, estaba Ariel Holan, que iba a ser importante más tarde. Es que, durante aquel fatídico segundo semestre de 2016, Milito no pudo encontrar el equipo, y renunció post derrota con Banfield. Entonces, el ya ex DT de los de Varela firmó contrato con Independiente.
Con él en el banco, hubo una limpieza que cargó con varios veteranos, y cuidó a los más jóvenes. Esequiel Barco era uno de los pocos que se mantenía en el equipo titular, considerado una pieza clave por el entonces flamante entrenador.
Lo cierto es que el equipo levantó el nivel, y empezó a escalar posiciones. Con un Emiliano Rigoni encendido, el Rojo hasta amagó con meterse en la pelea por el torneo, pero la derrota con Boca lo bajó. Sin embargo, en la última fecha, un triunfo lo clasificaba a la Libertadores de 2018, y entonces se dio el primer gran golpe para Barco.
En aquel partido, Independiente fue claramente superior a Lanús. El local era una aplanadora, y un derechazo de Rigoni lo había puesto arriba. Sin embargo, otro golazo de Nicolás Aguirre empató el pleito. Con el 1-1, Germán Delfino pitó penal para el Rojo, y Esequiel Barco se hizo cargo como hacía siempre. Pese a que sabía patear los penales, en aquella ocasión Esteban Andrada adivinó la intención, y evitó la caída. Al finalizar el duelo, 1-1, el juvenil rompió en llanto.
Esto le costó la ejecución de los penales, que durante un tiempo pasó a Leandro Fernández. Sin embargo, en el fútbol la confianza lo es todo, y era solo cuestión de tiempo para que Barco tenga su revancha. Gabriel Milito, quien lo hizo debutar, hace pocos días contó en Clank!: “Con César Luis Menotti, contra Estudiantes, perdimos 4-1. Fue un desastre mi partido, hice todo mal. Subo al auto con mi viejo, y dije que llegaba el lunes y le decía al DT que no jugaba más de lateral. Llego el lunes y Menotti me dijo: ‘Lo único que tenés que saber, es que no sé cómo vamos a jugar el próximo partido. El único que juega sos vos’“.
Si existió un Gabriel Milito, también fue posible gracias a César Luis Menotti. Espectacular esta anécdota de Gabi con @JPVarsky sobre la influencia del Flaco en su carrera. pic.twitter.com/wlzv7UdHW6
— Román Failache (@rffailache) March 26, 2024
Y así como el Mariscal tuvo su revancha, el 13 de diciembre la tuvo Esequiel Barco. Ya había vuelto a marcar de penal en la vuelta con Libertad, pero en el Maracaná tuvo la posibilidad de hacer historia. Con el encuentro 1-0 por el gol de Lucas Paquetá, Wilmar Roldán cobró penal sobre Maximiliano Meza, y el juvenil no dudó: tomó la pelota, se adelantó, y definió cruzado para poner cifras definitivas en aquella final.
Si, casi cuatro meses después, el fútbol le dio revancha. Con aquella definición, Barco no solo le dio la ansiada clasificación a la Libertadores a Independiente, sino que trajo otra Sudamericana y convirtió al más grande en el único extranjero en dar dos vueltas en el mítico Maracaná. Porque si de redenciones se trata, el futbolista de 25 sabe bien de qué se trata.
