No estaba ni en el sueño más optimista. Hace cinco meses, los nubarrones que se posaron sobre Avellaneda se ponían cada vez más negros, anunciando una tormenta que parecía arrasar con todo. Pero todo cambió en Necochea, donde Gallego dio el puntapié inicial de sus mayores éxitos, incluido el Apertura 2002 con Independiente. Pese a que el tiempo no siempre acompañó, el renovado plantel le puso buena cara. Y logró ilusionar a todos los hinchas.
En el Clausura pasado, el panorama era que el equipo devoraba técnicos de una forma indignante, llegando a un promedio de cuatro por año. Los rumores y acusaciones cruzadas estaban a la orden del día, y todo se reflejó en la cancha, con resultados cada vez más mediocres. Ni siquiera el sencillo decálogo de Santoro con normas elementales de convivencia logró cambiar años de desidia.
Así llegó el Tolo, prometiendo “pasar la escoba”, tras su derrota en el debut contra Lanús por 5-1. Algunos de los grandes marginados, como el caso de Mareque, aceptaron la decisión y continuaron entrenándose con el objetivo de revertir la historia. Otros, como Gioda, pidieron el cambio para evitar el repudio de la hinchada por su pobre rendimiento.
Pasó el torneo y comenzó la pretemporada. Llegó a la “ciudad del viento” la mayor cantidad de juveniles en años, más refuerzos concensuados entre el entrenador y el manager Menotti, con el apoyo de una dirigencia que esta vez hizo realidad los pedidos. Aunque de momento sólo en los papeles, un proyecto estaba en marcha.
Lo que eran rostros cabizbajos y de bronca, se transformó en sonrisas y buen humor. Poco tiempo después, el DT destacaría que tras los habituales asados, los jugadores permanecían en sus lugares y compartían charlas y chistes entre ellos. Finalmente, el grupo comenzaba a actuar como tal, lo que cual tuvo sus consecuencias en los partidos, con más colaboración y participación en cada jugada.
El resultado ya está a la vista. El gran clima, con los juegos y bromas que se vieron durante el precalentamiento de este sábado ante Boca, se tradujo en actitud dentro del campo de juego, para salir a ganar y no darse por vencido. Un ímpetu que, a lo largo de este Apertura, logró ocultar falencias propias de un conjunto en formación, como la imposibilidad de ganarles a Chacarita o Arsenal, que en la previa se perfilaban como victorias aseguradas.
El presente indica que el Rojo está cuarto en la tabla de posiciones, con posibilidades matemáticas (aunque remotas) de pelear el campeonato y de clasificar a la Libertadores, algo impensado 17 fechas atrás. Todavía queda trabajo por hacer, pero con tomar esta base y dar cada paso en firme, seguro que habrá muchas alegrías para disfrutar.
Por Sebastián Herrera.
Video del precalentamient antes de ganarle a Boca en la Bombonera por 2 a 1. Un divertido loco entre todo el plantel donde el que perdía por llegar los 20 toques, cobraba. La buena onda brilla entre los jugadores y eso se transmite en la cancha. Este es el Independiente que queremos.
