Entre tantas incorporaciones en el plazo del verano, llegó Gabriel Graciani, proveniente de Estudiantes de La Plata, donde era suplente, y nacido futbolísticamente en Colón de Santa Fe. Idealmente arribó para completar la mitad del campo y darle juego a Independiente, pero sumó pocos minutos y actuaciones decepcionantes que conducen a una pronta salida del club. Sin pena ni gloria.
Como todo el equipo, Graciani comenzó satisfactoriamente en el primer encuentro contra Newell´s. Se lo notó con ganas de ser parte, estimulado y sin tapujos para vestir la camiseta de Independiente. Ese encuentro inicial le dejó un saldo positivo, en el que sin ser sobresaliente, agradó a la mayoría de los hinchas. Todo esto le duró 23 minutos, porque a partir de ahí, jamás demostró cualidades para convertirse en titular. Es cierto que cada vez que entró lo hizo con la presión de levantar al equipo y que disputó pocos tramos, pero evidentemente no le alcanzó para ganarse más participaciones.
En total acumuló 163 minutos, debido a que ingresó desde el banco en seis ocasiones. También formó parte del equipo en tres partidos, sin ver acción y en los últimos seis, ni siquiera concentró junto al plantel. Realizó 35 pases correctos y nueve mal entregados; pateó seis veces de las cuales tres fueron al arco. Además hizo dos faltas, recibió una tarjeta amarilla y recuperó tres balones. Nunca asistió a un compañero ni convirtió goles.
En base al sistema de puntajes de InfiernoRojo, Gabriel Graciani logró un promedio de 4,33 puntos. Excepto en el debut en Rosario, siempre recibió cuatro puntos, evidenciando que su nivel fue más bajo de lo esperado. Fue parte contra Quilmes, Belgrano, Godoy Cruz, Gimnasia de La Plata y Argentinos Juniors. Es el refuerzo que menos jugó. A menos de seis meses de su contratación ya se habla de una salida veloz que le prepare un nuevo destino.
