Con dolor debemos asumir que otra vez el equipo desperdicio la chance de prenderse en el campeonato, de demostrarnos y demostrarse que se puede. Al igual que hace un año atrás, cuando con Troglio en el banco teníamos la posibilidad de alejarnos en la punta del campeonato, el equipo falló en Rosario.
El por qué no sólo hay que buscarlo en el error en la salida de Ledesma, que trasladó su lentitud y mal momento desde el mediocampo a la defensa. Es muy difícil obtener resultados positivos siendo irregulares y sin estar metidos en el partido los 90 minutos. Volvimos dormidos del eterno entretiempo y lo pagamos carísimo.
Porque en el primer tiempo, si bien no fue brillante ni mucho menos, el balance fue positivo. El equipo mostró una intención distinta, con más jugadores dispuestos a lastimar al rival. Ríos se mostró movedizo y solidario con Montenegro y los dos delanteros, que pedían a gritos alguien que los ayude.
El “Toti”, con poco, deja en claro la falta de un enganche que tiene este plantel, y esta falencia se hace más evidente porque no contamos con gente que desborde por los costados. Sólo Mareque llega por izquierda y Fredes, que tendría que hacerlo del otro lado, está en un flojísimo nivel. No termina de ser carrilero, por falta de marca y de ida y vuelta, ni enganche o ayuda para los de arriba, por falta de velocidad y precisión. Y si no es una cosa ni otra perjudica al equipo.
A pesar de esto y pasando momentos de riesgo en defensa, en los primeros 45 minutos fuimos más que el local y podemos asegurar que jugando así se va a ganar más de lo que se va a perder. Esa es la manera de plantarnos que buscamos y que consiguiendo confianza puede mejorar y lograr objetivos.
La del segundo tiempo, todo lo contrario, nos va a dar más lunes pesados como éste. Newell’s salió despierto al complemento, aprovechó nuestros errores y luego sólo tuvo que estar atento. Salvo una llegada de Sosa tras un buen pase del Rolfi y un remate de este último no inquietamos a Peratta y si no fuera por Assmann, el resultado podría haber sido peor.
Sabemos cómo terminó todo un año atrás, ojalá no pase lo mismo. Todavía se puede.
Javier Brizuela para Infiernorojo.com
