Se fueron jugadores de calidad y los reemplazos son, al menos en en nombre, inferiores. Ante esto, el DT tendrá que apuntar a hacerse fuerte en lo colectivo y para eso tendrá que mejorar en todas las líneas tras un debut con derrota y preocupación.
Sin temor a caer en una equivocación, se puede aseverar que Independiente tiene menos material de jerarquía en su plantel este año que en 2021. Y Eduardo Domínguez lo sabe. Las partidos de Fabricio Bustos, Alan Velasco y Silvio Romero hablan de una fuga de calidad. Se fueron tres puntales clave: el lateral que era un arma importante en ataque por su sector, la joya que podía ofrecer algo diferente adentro de la cancha con gambetas y desequilibrio, y el hombre-gol del equipo. Ni más ni menos.
En contrapartida, vinieron buenos futbolistas que a priori, están por debajo en nombre que los que se marcharon. Alex Vigo fue un pedido expreso del DT y si bien tuvo un aceptable debut en La Plata, no le resultará sencillo suplantar a Bustos. Alan Soñora quedó como el sucesor de la 10 y ahora la responsabilidad de la elaboración recaerá sobre sus piernas. Tiene menos explosión que Velasco, aunque mayor pase filtrado y pausa. Damián Batallini intentará aportar lo suyo por la banda. Y arriba volvió Leandro Fernández, que tiene gol pero no es el clásico tanque de área.
Ante este panorama, el entrenador tiene por delante una labor compleja: no ser más de lo mismo con menos que antes. Difícil, aunque no imposible. A falta de nombres pesados, apostará a lo que sabe hacer y ya llevó a cabo con éxito en su último club: poner a lo colectivo sobre lo individual, lograr un mecanismo como equipo independientemente de los apellidos.
Y hay aspectos clave en los que, tras el debut oficial en la Copa de la Liga Profesional con derrota ante Estudiantes por 2-1 de visitante, tendrá que poner el foco para pulir y mejorar si quiere perseguir y alcanzar el objetivo de progresar sobre el césped.
Partiendo desde el orden defensivo. En un primer momento con Julio Falcioni se había conseguido. Pero luego Independiente fue perdiendo solvencia. Contra el Pincha quedó muy mal parado en dos oportunidades bien visibles y le hicieron un gol. Una fue al final de la primera parte: Gastón Togni perfió la pelota en el mediocampo, Mauro Boselli jugó rápido para Leandro Díaz, que apareció entre los centrales abiertos; Sebastián Sosa y su rapidez de piernas evitaron la caída.
La otra fue al inicio nomás de la segunda parte y derivó en el 0-1 de Boselli: Vigo salió lejos, Joaquín Laso se abió para cubrirlo, perdió por el costado y de ahí llegó el centro que nadie logró interceptar. La ausencia de Sergio Barreto, uno de los puntos más altos del año pasado, recién recuperado (estuvo en el banco en UNO), se nota. Su firmeza en la marca tanto por arriba como por abajo sumará seguridad cuando retorne.
La generación de juego es otra cuestión ausente. Se intuye la premisa de tratar bien al balón. De no rifarlo y de buscar ir trepando en el terreno a través de la fluidez. Pero le falta muchísimo aceite a esa idea. Partiendo de la base de la salida desde el fondo, que se dificultó en varias ocasiones con la presión de Estudiantes. Hace falta mayor movilidad para producir líneas de pase.
Soñora, al menos en terreno platense, no pudo ser el motor del equipo. La cuestión presentó síntomas de mejoría cuando entró Damián Batallini por él y Andrés Roa se corrió al medio. El colombiano estuvo más fino con la pelota en los pies, pero tampoco fue suficiente para llegar con peligro al arco de Mariano Andújar.
De hecho, el gol del descuento fue de pelota parada, precisamente un tiro de esquina. ¿Y después? Apenas un remate de Leandro Fernández y no mucho más. Sin el Chino, hay menos peso ofensivo. El poder de fuego del Rojo está apagado y será uno de los factores más dificultosos de levantar. Queda saber lo que podrá ofrecer a futuro Leandro Benegas, cuando se ponga a punto. Y no hay más variantes, más allá de las opciones de la cantera. Independiente no tuvo armas para crear riesgo serio al rival. Apenas algún desborde de Vigo y alguna prueba desde afuera. Poco. Poquito. Nada.
