Silbado todo el partido por la gente, y con otra función para el olvido, resulta inentendible que el DT siga ratificado a Insaurralde, el más flojo de todos.
Las carencias físicas son tan notorias, que no hay una sola jugada donde no tenga que recurrir a una falta para no quedar pagando. Los DT rivales, de manera recurrente, les ordenan a sus jugadores jugar a sus espaldas o encararlo permanentemente. Ya casi nadie entiende como sigue siendo parte del once titular. Todos. Menos Eduardo Domínguez, que partido a partido, lo vuelve a ratificarlo esperando el milagro.
Es inexplicable que, ante una defensa ya de por si floja, se la exija aún más, con la inclusión de un jugador que no está a la altura de un equipo grande como Independiente.
En breve, Racing será el rival a vencer, ¿seguirá el DT confiando en un jugador que no para de cometer errores infantiles o meterá mano en un equipo que se desangra?