A Independiente el barco se le hunde, hace rato. No tiene capitán—lo echó el Manager—y, para colmo, perdió la brújula futbolística. Carga con un ancla—los padres del “proyecto”—que parce sumergirlo aún más. Y ahora, padece con una tripulación heterogénea, muy poca mano de obra útil, por cierto. En ese ambiente, mientras día a día se ahoga en un río muy bajo como el torneo doméstico, el Rojo encontró un oportunísimo salvavidas: la Copa Sudamericana. Esa copa que falta…
El jueves, como tantas veces, la marea subía y subía. El agua anegaba las ilusiones coperas Y fundamentalmente, arruinaba las letras del contrato del técnico. Pero apareció (?) Leandro Gracián. Y, entonces, Daniel Garnero, tímidamente, se permite volver a respirar, asomar la cabeza, al menos un poco ¿Lo positivo? Independiente clasificó a los octavos de final de la Sudamericana—hacía 7 años que no pasaba una fase internacional-, nada más. Analizar la victoria global (2-1), es un acto masoquista. Basta sólo con recordar el (anti) fútbol del Rojo, en los 45 iniciales. Independiente ganó y punto.
No existe mala intención desde estas líneas, pero por ahora no hay señales de vida. En el horizonte no se ve tierra firme y el salvavidas es un arma de doble filo. O tocás el cielo—salís campeón, jugás la Libertadores 2011, la Recopa 2011 y la final de la “copa” Suruga Bank –, o te ahogás en la orilla. Así y todo, la familia Roja, como es habitual, nunca pierde la ilusión de encontrarlo sano y salvo. Aunque, una vez más, las manos de Adrián Gabbarini, con la mística de Santoro, son las que salvaron la ropa. Así no…. El pasaje a la próxima ronda calma las aguas, y no es poco. Es como enterarte que no hay parcial, ni laburo, al otro día: gritás, pataleás y sonreís un poco. Pero tampoco te sacaste la lotería. ¿Festejas? Claro, no mucho.
Ahora bien, ¿Independiente puede aspirar a ganar la Copa? Y… esto es fútbol, todo puede pasar. Si se mira el vaso medio lleno, hay que detenerse en la pronta recuperación de Carlos Matheu, Walter Busse, Roberto Battión y Martín Gómez, los dos primeros, clave. Hay que relojear al próximo rival, que saldrá del choque entre Sport Huancayo, de Perú – un club de sólo 3 años de vida– y Defensor Sporting, de Uruguay—4°,en 3 fechas del torneo uruguayo–. Y hay que celebrar que aún hay tiempo –cada vez menos–, para armar un equipo digno. La ida por octavos, en Avellaneda, será recién el 6 de octubre. El clásico con Racing, el jamón del medio, el 10. Y la vuelta por la Copa, afuera, el 20.
No es una utopía la Sudamericana. Máxime si se tiene en cuenta que no la juegan Boca, River, ni los poderosos conjuntos mexicanos. Y si soñás (despierto) un poco, en una de esas en 4tos, no viajás porque te chocás con algún argentino (Banfield aventaja 1-0 a Vélez). Pero, claro, la realidad enchastra cualquier arresto de optimismo. El domingo, ante Quilmes, es La oportunidad de ganar. No estaría mal, tampoco, que Garnero aproveche para darle descanso a Silvera y a Gabbarini. El salvavidas, se sabe, tiene su vida útil. Será cuestión, entonces, de rezar para que no se pinche. Independiente, mientras tanto, sigue naufragando. Pero no está solo; la ilusión y la mística copera, aún están a salvo…
