Hacer posible el regreso de Américo Gallego a Independiente ha sido, sin dudas, una de las mejores decisiones de la Comisión Directiva encabezada por el Presidente del Club, Julio Comparada. El ofrecimiento de renovación del contrato del director técnico sirve entonces para reafirmar la confianza en un proyecto futbolístico que, al menos desde las decisiones, parece ser el correcto.
A la hora de pensar en entrenadores cuesta imaginar otro que no sea Gallego con la suficiente capacidad e idoneidad para sentarse en el banco de suplentes de Independiente. Los últimos años han demostrado que técnicos con un nombre dentro del club (Burruchaga, Bertoni, Santoro), técnicos dispuestos a dar el salto (Troglio, Borghi, Falcioni) no han podido soportar, en diferentes contextos es cierto, las presiones ni han sabido manejar situaciones adversas, en lo deportivo y en lo político.
El Tolo, en cambio, tiene la suficiente espalda como para soportar entre otras cosas, goleadas históricas, la limpieza de un plantel desgastado, sin fuerzas y enemistado con los hinchas, la contratación de un manager como César Luis Menotti y todo lo que ello implica y aún así salir airoso. La formación de un nuevo grupo, la recuperación de algunos jugadores (y la revalorización de los mismos como patrimonio del club) sumado a la gran ilusión que el técnico, sólo con su nombre, genera en el hincha de Independiente, son factores más que suficientes para pensar que la renovación del contrato de Gallego es una consecuencia lógica.
Que esta situación se produzca durante el transcurso del torneo es una muestra de apoyo de parte de la dirigencia tanto para el técnico como para el proyecto, a pesar de los resultados finales. Hoy por la tarde se reunirán, Comparada y Gallego, con la buena voluntad de las dos partes para cerrar el trato. Ambos saben que es la decisión más acertada.
