La subcomisión de fútbol y su emergente más reconocible, Armando Fellín, siguen a cargo de las tratativas, pese a que hasta ahora sólo sumaron fracasos.
A un día del inicio de la pretemporada, recién podría llegar el primer refuerzo de Independiente: el entrerriano Martín Zapata, luego de quedar libre de Belgrano, que llegará por un año. De aquel pedido de Miguel Ángel Brindisi para contar con la mayoría para el 5 de julio, poco se avanzó.
Luego del descenso se esperaban cambios estructurales en el manejo del fútbol, pero a las claras todo sigue igual. El intento de la CD para sumar a Gabriel Milito no prosperó. Hubiese sido una contradicción pedirle consejos en este momento al exjugador del Barcelona.
Quizás sea bueno recordar que la única recomendación que hizo Milito fue desestimada sin apelaciones por quienes están a cargo del fútbol. La “excesiva” opción de compra por Fernando Elizari – cercana a los 300 mil dólares – hizo que el jugador – primo de Milito – volviera a Quilmes luego de un año jugando en la Reserva, para explotar en el Cervecero y ser ahora la nueva incorporación de un San Lorenzo con aspiraciones de Copa Sudamericana.
¿Quiénes toman estas decisiones y con tanto desdén desatienden una recomendación directa de la misma persona a la que luego quieren sumar para, justamente, asesorarlos? La subcomisión de fútbol, en principio, iba a ser desmantelada. Incluso se llamó a las agrupaciones a conformar un Departamento Conjunto de Fútbol, algo que fue rechazado por la mayoría, aduciendo que no tendrían participación directa en la toma de decisiones. La famosa reestructuración fue una pantalla. Armando Fellín, uno de los más cuestionados del área, sigue a cargo. La autocrítica, luego del descenso, parece no existir.
El viernes pasado, apenas finalizados los inconvenientes que suspendieron la Asamblea de Presupuesto, Fellín llegó airoso hasta la Sede de Avenida Mitre. Poco sabía del caos que se había vivido. “No pude entrar. Yo venía de buen humor, con buenas noticias y me encuentro con esto”, dijo al pasar para excusar su ausencia. Las “buenas noticias” hablaban de una reunión para sumar a David Trezeguet, jugador que este miércoles desestimó la propuesta de Brindisi y de Independiente. ¿Cuál ea el concepto de buena noticia, entonces? ¿El mero hecho de una reunión con el entorno de un exmundialista? La vara parece estar puesta en algo más parecido al cholulaje que a la efectividad. Horas más tarde, se confirmaría la casi segura de Martín Galmarini a México, otro de los preferidos del DT.
Si ya bastante negativos son los resultados en las incorporaciones, la nula efectividad en los intentos por renovar contratos es alarmante. Más allá de la dificultad atendible en la negociación de Fabián Vargas – aspiraciones del jugador de estar en el próximo Mundial, aceptación de un plan de pago de la deuda, pretenciones de dinero con la particular cotización ilegal del dolar – se falló en los otros pedidos del DT: Galeano y Godoy.
El defensor ya quedó en libertad de acción y seguramente no se llegue a un acuerdo con el volante central. Fue el mismo Fellín que, luego de la levantada de Godoy con la llegada de Brindisi, supo supeditar su renovación a su rendimiento. “No le hubiese renovado, pero viendo estos últimos cinco partidos…”, dijo al pasar en una mañana en Domínico. Una lógica azarosa y que poco tiene que ver con la elaboración de un proyecto. Más allá de no cumplirle nuevamente al DT, resta agregar la pérdida de patrimonio con la salida de estos jugadores o, por ejemplo, Gonzalo Contrera, que ya arregló con Vasco de Gama en una operación en la que el Rojo no verá un sólo peso.
Parece que algunos aún no asimilaron el descenso y mucho menos aceptaron sus responsabilidades. Los mismos errores que llevaron al Club a la B Nacional, se reiteran pese al peor desenlace. Así, las aspiraciones se hacen más y más difíciles.
Foto: Clarín.
