(COLUMNA DE OPINIÓN) – Caminando entre sus dirigidos, una hora después de haber finalizado el partido. Con un habano y sonriendo. En silencio. Así se retiró Antonio Mohamed del estadio Diego Armando Maradona luego del pobre empate de su Independiente ante Argentinos Juniors. ¿Sigue?
En una semana donde se especuló, y mucho, acerca de su continuidad, el entrenador del Rojo no hace más que alimentar los rumores y las suspicacias al respecto con esta actitud poco habitual en el. La única vez que se retiró sin hacer declaraciones fue luego de la caída por tres goles ante Arsenal, en Sarandí, del torneo pasado. Aquella vez se habló de una renuncia en el vestuario y un posterior convencimiento para que siga. Nadie, claro está, lo confirmó oficialmente, pero tampoco se encargaron de negarlo.
No hay un clima de tranquilidad en Independiente. Por más que el presidente bajó los decibeles al respaldar el trabajo del cuerpo técnico se sabe que hay diferencias. En la gira por Estados Unidos y Japón algo se quebró en la relación. Se agudizó luego de los constantes reclamos del Turco por un centrodelantero y aquella frase después de perder en el debut en el Apertura. “Lanús ganó porque tiene más chequera”, apuntó. Para colmo de males la frustración de la Recopa enardeció aún más a la gente que, a pesar de todo, por ahora no se manifestó en su contra.
Es trascendental lo que viene. En una semana el Rojo recibirá a Boca, a San Martín de San Juan, con Daniel Garnero en el banco, por el postergado de la primera fecha, y visitará a Belgrano en Córdoba. Nueve puntos que pueden determinar el destino de Independiente en el campeonato. Resultados que traerán algo de paz o, en su defecto, echarán más leña al fuego.
Mientras tanto el técnico se llamó a silencio. Un silencio que hizo ruido.
