Bien lejos de lo que indica su historia y grandeza, el Rojo volvió a dar lástima y cayó goleado en Mendoza por Godoy Cruz 4-1. El equipo dirigido por Ricardo Pavoni y Francisco Sá fue un desastre y perdió sin atenuantes pese a haber arrancado arriba en el marcador por el gol de Andrés Silvera. Leonel Galeano se fue expulsado, Lucas Mareque salió enojado cuando lo sacaron y ahora se viene nada menos que Racing.
De terror. Así fue el primer tiempo de Independiente. Salvo el gol de Andrés Silvera y los últimos cinco minutos, en los que Germán Pacheco se perdió dos, lo del equipo de Ricardo Pavoni y Francisco Sá fue paupérrimo. Nunca pudo tener la pelota, menos que menos generar juego, fue desbordado en todos los sectores del campo por un ordenado Tomba y encima marcó horrible. Un combo demasiado peligroso.
El local comenzó mejor y empujaba, pero a los 8 minutos, Eduardo Tuzzio desbordó (sí, ¡Tuzzio!) y el Cuqui remató de cabeza a Sebastián Torrico para poner al Rojo arriba 1-0 apenas iniciado el encuentro. Sin hacer nada, el Diablo comenzaba en ventaja. Sin embargo, la alegría iba a durar poco: a los 19, los centrales marcaron mal, Lucas Mareque peor y Jairo Castillo ajustició a un Adrián Gabbarini que sólo acompañó con la mirada.
El Rojo, lejos de reaccionar, siguió mirando cómo su rival tocaba y tocaba. Fernando Godoy, pobre, por derecha era un lastre y Maxi Velázquez, por izquierda, aportaba confusión. ¿Los de arriba? Pacheco nada y el Cuqui, el único que se salva, haciendo lo posible. Tuzzio corriendo de un lado a otro, fue desbordado por los movedizos volantes mendocinos y Patito fue demasiado Patito.
Y lo que se veía venir, llegó. A los 29, centro de Sánchez y anticipo de Rodrigo Salinas a los dos centrales rojos con una volea que nuevamente dejó clavado a Gabbarini. A los 36, Patito Rodríguez la perdió, Jairo armó un jugadón con Sánchez y el uruguayo, con la defensa regalada, la clavó abajo desde afuera del área para poner el justo y contundente 3-1.
Recién ahí, sin ideas, empezó a salir un poco Independiente. Y tuvo tres chances de gol netas sobre el cierre, pero las tres fueron desperdiciadas por Pacheco: primero un remate lejano que se fue cerca del palo, luego un centro que desvió mal cuando entraba solo por delante de todos y por último un tiro libre bien ejecutado que Torrico envió muy bien al corner.
El complemento estuvo de más. A los pocos segundos, Jorge Curbelo le dio otro cachetazo de cabeza para poner el 4-1 y, por las dudas, enterrar cualquier atisbo de esperanza de reacción de un Rojo sin alma. Después, nada de nada: entraron Brian Nieva, Federico Mancuello y Hernán Fredes pero todo siguió igual. Tanto que Torrico ni la tocó.
Otra derrota humillante que mancha la cada vez más lejana rica historia de Independiente. El equipo no es tal, los técnicos, pobres ellos, hacen lo que pueden y a los hinchas, que siempre acompañan, les duele alma. Hubo insultos para los jugadores, que claro que tienen su cuota de culpa, pero bien se sabe que los gestores de este desastre que hoy ni siquiera se parece a Independiente no estaban dentro del verde cesped…
