Independiente empató un partido imposible en su estadio: ganaba cómodo 2-0 por los goles de Facundo Parra y Roberto Battión, pero sobre el final se cayó, All Boys lo igualó y estuvo muy cerca de llevarse un triunfo. Con el punto, el equipo de Antonio Mohamed se complicó nuevamente con el descenso. Una vergüenza.
Este Independiente no entrega nada. Lejos de aquel que se deslomaba en cada partido de la Copa Sudamericana, este equipo parece entregado, sin ganas, perdido, carente de alma. Y así, puede pasar de vencer sin problemas a un pobrísimo All Boys 2-0 a terminar pidiendo la hora en su propio estadio para no terminar aún más complicado con el descenso. Sí, el descenso.
Ya pasó la Copa Libertadores, ya pasó el clásico y nada. Cero alegrías, pura decepción. Sólo escasos momentos de buen fútbol, poca liga, es cierto, pero también muchos desaciertos de todo tipo y una pila de lesionados. Este Independiente versión 2011, post vuelta al plano internacional, es un completo fiasco y sólo la pobreza de sus competidores hace que no esté en zona de Promoción.
Independiente fue el dueño del primer tiempo y la ventaja con la que se retiró al descanso fue merecida. El equipo de Antonio Mohamed, salvo un pequeño pasaje en el que el partido se cayó, tuvo el dominio del balón y las chances para anotar, pero no lo hizo antes porque falló en la definición.
De arranque, cuando apenas se había jugado un minuto, All Boys casi se pone en ventaja. Desatención del fondo Rojo, cabezazo de Sebastián Grazzini y Emanuel Gigliotti que solo, mano a mano ante Fabián Assmann, la tiró afuera. Susto para Independiente en el comienzo.
A los 13, cuando el Rojo dominaba el balón pero no era profundo, comenzó a llegar: gran pase de Hernán Fredes, mejor centro de Iván Vélez y buen cabezazo de Parra que Nicolás Cambiasso llegó a tapar. Dos minutos después, otra vez el arquero visitante se lució, esta vez tapándole un remate lejano a Roberto Battión.
Con el albo replegado y Gigliotti muy solo arriba, Independiente lo ahogó durante un tramo y si no logró plasmarlo en el marcador fue porque siempre falló en el momento de definir: Iván Vélez no definió dentro del área, Leandro Gracián pateó afuera de sobrepique tras un rebote y nadie llegó a conectar un desborde de Parra.
Y cuando parecía que el primer tiempo moría en empate, ya que faltaba poco y el trámite se había vuelto parejo y sin emociones, Independiente armó una buena jugada por izquierda, Gracián centró y Parra, en una buena acción, se sacó al arquero de encima abajo del área y definió. 1-0 y desahogo. Ojo, sobre el cierre casi empata Grazzini, pero Assmann le tapó el remate.
El complemento empezó de la mejor manera: a los 10, buen centro de Gracián, gran cabezazo de Battión y 2-0 que hacía presumir que la historia estaba liquidada, sobre todo por la pobreza de recursos de un All Boys que no lo lograba llegar por ningún medio al arco rojo. Pero este Independiente siempre tiene algo más para dar…
A los 33, el arquero del Rojo falló en un corner, Ereros apareció absolutamente solo por detrás de todos y marcó el descuento. Y solo dos minutos después All Boys consiguió el empate: centro de Fernando Sánchez, Matheu que no llega a cerrar y palomita de Gigliotti para anotar el 2-2 que sería definitivo.
Ojo, pudo haber habido un gol más en el encuentro, pero de la visita: dos veces más lo tuvo All Boys en el final, pero sus delanteros, dentro del área, definieron mal y se perdieron la victoria. ¿Independiente? Nada, no marcaban, no jugaban, no iban en busca del triunfo, nada de nada.
Pasó otro partido para Independiente que parece no haber sido uno más. La gente, que hasta ahora venía bancando al equipo campeón, se hartó y los reprobó a rabiar tras el pitazo final y el técnico, Mohamed, se retiró sin emitir palabra alguna en medio de un clima muy caliente. ¿Cambiará algo?
