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Un equipo Independiente

festejo

Otro clásico, otra victoria, otra noche vibrante frente a los rivales de toda la vida. Así es este Independiente de Américo Gallego, que aún sin ser el equipo maduro que se pretende, no deja de esbozar sonrisas, de ilusionar a su pueblo y de erizar la piel por tanto sacrificio, tantas ganas. El merecimiento es el liderazgo y ojo, ahora depende sólo de nosotros llegar al final del campeonato con ese fuego sagrado en llamas vivas.

El Rojo es un equipo unido, sacrificado, que salta a la cancha pensando en lo que quiere, que mal o bien va para adelante. Con falencias, con aciertos, pero siempre dando todo. Por eso emociona, porque estos jugadores, sin todavía haber logrado nada, le devolvieron un poco de emblema a una camiseta que había perdido su lucidez y merodeaba envuelta en opaques.

Pero de la mano de un tipo pillo, de lengua filosa y convincente, con una capacidad de visión futbolística enorme, Independiente se levantó. Además de un manager del paladar del hincha. Hoy es el mejor equipo grande, porque Boca y River andan con una amnesia propia de errores dirigenciales, un cuentito que ya sobrevoló por Avellaneda. Pero no hay que quedarse solamente con esto, hay que ir por más, como manda la historia, sabiendo que hoy por hoy Independiente depende sólo de Independiente. Como siempre debió ser.

Estamos donde queremos estar, por aciertos propios, por errores ajenos y por esa cuota de suerte que todo equipo aspirante al título debe tener. Se nota que la familia roja está en mancomunión. En cada salto en el nuevo templo, en cada canto, en cada gol. Hay olor a un  perfume que endulza el corazón. Pero como dijo el Tolo, la palabra CAMPEÓN es muy pesada, por eso habrá que continuar alimentando las bases y edificar el sueño con solidez. De a poco, sin apresurarse, pero con el compromiso de todo lo que significa estar donde estamos.

Los jugadores y el cuerpo técnico siguen dándonos alegrías, sobre todo a los más pibes, los que más tuvimos que bancar sobre el lomo las cargadas rivales y tuvimos que poner la cara ante cada cachetazo. Pero esto es para todos, porque Independiente otra vez está preparado para ser independiente, sin depender de nada ni de nadie. El sueño está intacto, brillante ante los ojos. Hay que aprovecharlo y maniatarlo, tenerlo cerca, trabajarlo y perfeccionarlo. Hoy tenemos que estar más unidos que nunca, disfrutar de este momento y bancar a este equipo. Ellos nos alegran desde adentro, nosotros apoyemos desde afuera.

El sábado se viene una de las 12 finales que restan. Hay que tomar ese partido como el último y salir a jugar como líderes. El pueblo rojo va a acompañar como siempre. Sí, todos juntos, en familia. Estamos donde queremos, no lo dejemos escapar.

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