Diego Rodríguez (5): En el primer gol la pelota va a su palo. En el segundo poco tuvo que hacer con el equipo desordenado. Se lo notó más que nervioso e intranquilo.
Julián Velázquez (3): El partido ante Boca pareció un veranito y volvió a ser el de los últimos partidos. Impreciso, abusó de las faltas.
Cristian Tula (5): Firme, pero debió irse expulsado por un codazo infantil que Pezzota no vio, o vio pero se hizo el distraído.
Claudio Morel Rodríguez (2): Venía siendo uno de los pocos, por la entrega, que salvaba las ropas, pero se hizo expulsar tontamente sobre el final, algo que poco refleja su trayectoria y experiencia.
Federico Mancuello (4): Al igual que Julián Velázquez, estuvo desbordado por su sector.
Leonel Miranda (5): Las pide, se entrega, pero se diluye en ataque. ¿Qué responsabilidad puede tener un pibe en este presente?
Fabián Vargas (-): Pocos minutos en cancha del mejor jugador de Independiente, que debió dejar el campo de juego por lesión.
Osmar Ferreyra (4): Una vuelta con pocas luces. Ni siquiera aprovechó las pelotas paradas.
Daniel Montenegro (3): Desconocido. Jugó poco y mal. En el segundo tiempo no participó.
Luciano Leguizamón (2): Otro al que parece que el partido contra Boca le sirvió como un oasis. La misma intrascendencia que habitualmente mostró cada vez que se puso esta camiseta
Juan Caicedo (2): Es insólito, bajo todo punto de vista, que se haya traído a este delantero en el mercado de pases más importantes de la historia. No hizo absolutamente nada bien.
Ernesto Farías (2): Si lo de Caicedo fue pobre, lo del Tecla fue nulo. Cero participación en el juego.
Jonathan Santana (4): Ingresó como para comerse el mediocampo, pero la energía le duró apenas un par de minutos.
Adrián Fernández (5): Ante la penosa realidad de los dos delanteros “titulares”, el juvenil tuvo su oportunidad de debutar. Jugó de todo, menos de centrodelantero. Se destaca su voluntad.
Américo Gallego (4): Perdió en todas las líneas y claramente, incluso con el árbitro pitando a favor de su equipo durante gran parte del partido. No tiene respuesta de los jugadores adentro de la cancha.
