Se terminó el suplicio. Independiente cerró, con un empate, su participación en la peor temporada desde que se otorgan tres puntos al ganador del partido. Y la gran pregunta, con miras al segundo semestre del año, es ¿qué nos espera?
Lo que salta a la vista es la falta de un proyecto, algo que se nota inmediatamente al tener en cuenta que, en este último año, pasaron tres entrenadores. Más allá de que es una práctica común en el fútbol argentino, el problema radica en que, al no haber una pauta, el equipo queda supeditado al “librito” del técnico de turno, echando por la borda todo el trabajo previo. ¿El resultado? Tener que aguantar hasta el final del campeonato y esperar un plantel competitivo para el siguiente.
Hoy le toca dirigir el barco al Tolo, quien en varias ocasiones manifestó que no le gusta perder ni a la bolita, y lo demuestra con los pergaminos que obtuvo durante su carrera. Por esto, es una buena oportunidad para definir no sólo cómo encarar el Apertura, sino también a qué y con quiénes va a jugar Independiente en los próximos años.
Una de las opciones para revertir este difícil presente, es prestar mucha atención a las inferiores que siguen haciendo grandes campañas en sus respectivas categorías. Ahora, el desafío será lograr que la transición hacia el primer equipo sea lo menos traumática posible. Y es ahí donde surge la necesidad de un trabajo mancomunado entre los cuerpos técnicos, además de aprovechar a los referentes y al conocimiento que puedan tener con ex compañeros que ya pegaron el salto.
Otra alternativa es apostar con todo a los refuerzos. Sin dudas, es más complicado por la frágil situación económica del club, pero si finalmente llegan jugadores de calidad y que sean titulares, no deja de ser válido. Caso contrario, seguiremos viendo pasar sin pena ni gloria a los Depetris y los Puertas, que se integran a la institución lesionados y con gran tiempo de recuperación, y cuando ya están listos para salir a la cancha, no encuadran en los planes del DT.
Más allá de estas propuestas y las combinaciones entre ambas, lo importante es tener una idea clara y cumplirla. Aunque parece simple, las promesas del verano de traer a cuatro, los cuales terminan siendo dos y que encima juega sólo uno, muestran que no lo es tanto. Pero no hacerlo es seguir piloteando en una tormenta que al primer resbalón, nos puede pasar por encima.
Para ello, es necesario un compromiso de la dirigencia. Tanto la comisión directiva como el consejo del fútbol, que cargan con tanta culpa respecto de esta actualidad, también tienen la chance de cambiarla. Ya sea haciendo hasta lo imposible para cumplir con la lista de Gallego, como fomentando que el semillero se nutra cada vez más de pibes de todas partes del país.
Observando lo que se hizo en los últimos tiempos, y teniendo en cuenta las demoras en la construcción del estadio y los inconvenientes financieros, el panorama no parece muy alentador. Pero es ahí donde debe participar el hincha: expresándose y haciéndose escuchar para exigir que, de una vez por todas, se cumpla con lo que se promete y el Rojo salga a flote, recuperando el sendero de gloria que nunca debió perder.
