Ya pasó casi un mes y medio del festivo 28 de octubre en el que volvimos a casa. Terminó la fiebre de la tan ansiada y demorada espera. Ya transcurrió un tiempo prudencial como para dejar la inmensa alegría por ser locales, aunque sea por un rato, para hacer un balance. Ya hemos hablado de todo lo que disfrutamos, es hora de analizar la otra cara del Libertadores, la que menos nos gustó.
Porque más allá de que lo queremos completo, que esperamos contar el año que viene con las dos gargantas que restan y toda la Bochini habilitadas, hay varias cosas a corregir de esta primera etapa. Muchas de ellas son lógicas, producto de los detalles de una obra tan grande y del apuro de los últimos meses. Pero a pesar de tener fácil solución, aún las seguimos padeciendo. Y también hay algunos inconvenientes serios, preocupantes, que hay que solucionar de manera urgente.
La lluvia que acompañó los partidos ante Banfield y Huracan, sobretodo el primero, acrecentó y dejó a la vista algunas fallas importantes. Llueve adentro de las tribunas, hay una falta de nivelación y de rejillas importantes, sobretodo en las salidas y en el playón detrás de la Erico, lo que hace que se formen zonas intransitables y charcos por todos lados. Además las butacas no tienen un desagote correcto, algo bastante molesto a la hora de secar y limpiarlas para sentarse.
Irónicamente el agua que sobra en muchos sectores donde no tendría que estar, nos hace falta en los baños. Los mismos no solo que son pocos, sino que carecen por momentos también de luz. Sería innecesario entrar en detalles acerca de los problemas que esto produce, como andar investigando el contenido de algunos caños que están rotos, gotean, mojan, dan asco…
Las salidas nos trajeron bastantes dolores de cabeza. El sector visitante tiene que tener más salidas, no se entiende que tanta gente baje por una escalera. De nuestro lado, más allá de lo que mencionamos acerca del agua, están visiblemente sucias y con escombros. Hay cables a la vista y al alcance. La falta de luz que vivimos el día de la inauguración se solucionó a medias, con generadores que no parecen dar muchas garantías al respecto (con Banfield se cortó la luz). Además las puertas 1 y 2 parecen no dar abasto a la hora del egreso del gran caudal de gente que ocupan las gargantas, todo el sector Erico y la tribuna sur baja (sobretodo cuando llueve). Además hay cosas que no son culpa de nuestra dirigencia que atentan en favor de esto. A la hora de estatizar la televisación del torneo, nos tendrían que haber avisado que al igual que el fútbol, los garrones también son “para todos”. De otra manera, no se explica que por un disturbio en un clásico jugado a las 17hs, yo salga de la cancha a las 00.40 del día siguiente. Pasen el partido por otro canal, el que sea, pero es ridículo atrasar toda la jornada cuando hay problemas en un partido. Esto, sumado a que la gente hace caso omiso al pedido de quedarse en su ubicación hasta la apertura de las puertas y se amontona en las mismas, genera una irritación que a su vez lleva a cortocircuitos con la policía y el final lo conocemos todos…
Sin lugar a dudas lo más grave y preocupante que nos tocó vivir esta relacionado con el público visitante. Es inadmisible que la gente que ocupa la tribuna sur baja no pueda disfrutar plenamente un espectáculo por estar pensando que algo puede caerle en la cabeza en cualquier momento. De hecho muchos no ocuparon sus butacas en la parte más baja de la tribuna y prefirieron sentarse en los pasillos arriba de todo. Es cierto que contra la estupidez humana, a veces hay poco por hacer, pero también lo es que hay que achicarles el margen. El alambrado fue un error, la pared no terminó con el problema. Si no se puede poner un techo como el que tienen el Monumental o la Bombonera, por una cuestión de visión, hay que colocar un acrílico lo más alto posible. Lo mismo en los costados de los pisos superiores de la garganta 1. En ambos casos seguimos al alcance de cualquier tipo de proyectil. Y esto hay que hacerlo ya, caso contrario, no va a pasar mucho tiempo hasta que tengamos que lamentar episodios de violencia graves. No es lo mismo mojarse o ensuciarse que irse a un hospital con la cabeza rota.
Por último, creo necesaria una explicación oficial y autorizada, que lleve tranquilidad con respecto al movimiento de las tribunas populares. Sabemos que debe existir, de otra manera se quebraría el cemento, pero realmente parece exagerado, todo aquel que haya ido a la norte baja o alta puede dar fe de ello. Cuando salta toda la tribuna se genera un movimiento que al menos yo, no he sentido en ningún otro estadio. Supongo que es algo normal y premeditado, por eso es que una aclaración terminaría con las sonrisas nerviosas que se hicieron un hábito en medio de la popular.
Volvimos, la doble visera esta renovada, moderna, hermosa. Estamos contentos, pero que el bosque no nos tape el árbol. Que en este receso, además de avanzar con lo que falta, se solucionen estos inconvenientes para que en el 2010 podamos disfrutar a pleno de nuestra casa y del equipo del Tolo. Es el deseo de todo el pueblo Rojo.
