Adrián Gabbarini: Poco pudo hacer en los goles. Quizás se le puede reclamar no haber salido en el primero y que tampoco haya sido el salvador de otras veces. Tampoco es mago.
Eduardo Tuzzio: Uno de los pocos que se salvó del desastre. Intentó ser salida siempre y si bien no siempre le salió bien, dejó todo y eso, en épocas de vacas flaquísimas, se valora.
Leonel Galeano: Muy desprolijo. Muy desconcentrado. Muy como todo el equipo.
Julián Velázquez: Un poco mejor que su compañero pero también flojo. Se retiró lesionado tras chocarse con un cartel de publicidad.
Maxi Velázquez: Al principio tiró un par de centros picantes. Su nivel fue decayendo minuto a minuto y terminó perdido en el lateral izquierdo. Sin marca, sin proyección, sin nada.
Hernán Fredes: Una vez más se puede rescatar que la pidió siempre. Pero está claro que eso no alcanza para redondear una tarea aceptable.
Roberto Battión: Muy silbado por la manera en la que terminó su contrato con el Taladro, pareció estar firme en el primer tiempo. Sin embargo nadie lo acompañó, nadie lo ayudó y lentamente su nivel fue decayendo.
Lucas Mareque: Desprolijo. Desordenado. Perdido.
Patricio Rodríguez: Otro que intenta siempre, pero que nunca termina bien una jugada.
Leandro Gracián: Intrascendentes pases hacia los costados. Muy poco productivo. Cero profundidad y cero compromiso.
Andrés Silvera: Con Tuzzio, los dos líderes futbolísticos y en la parte anímica. No alcanza con esto, pero se valora, que un jugador con la edad y trayectoria del Cuqui ponga todo y más de lo que tiene bajando a buscar la pelota al campo propio y tirándose al piso para recuperar la pelota. Uno de los pocos con verguenza deportiva.
Gabriel Vallés: Irresponsable.
Nicolás Martínez: Entró con el partido 0-2 y poco pudo hacer ya que Banfield metió muy rápido el tercero.
Facundo Parra: Pocos minutos para dar una opinión sobre su juego.