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¿A dónde va la gente? ¡A ver a Don Vicente!

¿A dónde va la gente? ¡A ver a Don Vicente!

Un día como hoy pero de 1937, De la Mata debutaba con la camiseta de Independiente, en donde jugaría la mayor parte de su carrera y quedaría en la historia.

La historia de Independiente es enorme, y muchas veces se termina recurriendo a los ’60, los ’70, y los ’80. Es que, en aquellos años, el Rojo ganó las Libertadores y las Intercontinentales. Sin embargo, la historia temprana también dejó ídolos memorables, y uno de ellos es Vicente De la Mata.

Capote, como se lo apodaba, llegó desde Central Córdoba de Rosario en 1937 para formar uno de los ataques más memorables de la historia del club, por no decir que, para muchos, fue el mejor. Junto con Arsenio Erico y Antonio Sastre, dominaron un fútbol argentino que hacía poco se había vuelto profesional.

Dicha delantera coincidió durante cinco años, etapa en la que lograron los torneos tanto de 1938 como 1938 (De la Mata, que se quedó más tiempo, llegó a ganarlo en 1948 también). También ganaron la Copa Ibarguren en dos ocasiones, y la Escobar. De carácter internacional, conquistaron dos veces la Aldao en épocas en que la Libertadores no estaba siquiera en los planes de CONMEBOL.

El ídolo hizo un total de 161 en 377 partidos, habiendo sido 1938 cuando logró la mayor efectividad. En ese año, Capote logró un récord de casi un gol por encuentro al haber marcado 27 tantos en 28 partidos. Sin embargo, fue en 1939 cuando hizo uno de los goles más lindos de la historia del fútbol argentino, en el triunfo por 4-2 sobre River y en el Monumental. En aquella ocasión, tomó la pelota en campo propio, esquivó a cinco rivales, y al llegar, definió ante el arquero Sirni.

Tiempo después, el propio Vicente De la Mata relató: “Tras un ataque de River, tomó la pelota el arquero nuestro, Fernando Bello. La tiró larga sobre mediacancha, como acostumbraba a hacerlo, buscándome siempre a mí. La bajé justo en el círculo central, y giré sobre la izquierda. Allí dejé en el camino a Moreno. Sobre el sector del mediocampo hice lo mismo con Minella, y de nuevo tuve encima a Moreno. Le amagué tocar hacia la derecha y me fui por la izquierda. En ningún momento descuidaba la posición que iba tomando Erico, porque mi idea era tocarle la pelota a Arsenio para buscar la posibilidad del gol.

Más adelante, Capote siguió: “Cuando fui llegando a tres cuartos de cancha, en poco espacio dejé atrás primero a Vassini y luego a Santamaría, los dos zagueros rivales, y entré en el área. Otra vez amagué a tocar hacia Erico y me abrí hacia la izquierda, dejando atrás a Cuello. Pero ya tenía encima a Santamaría, al que tuve que eludir abriéndome un poco más y quedando en posición muy difícil para tirar al arco inclusive para poder pegarle con mi pierna hábil: la derecha. Como llegaba Erico por el medio, intenté pegarle con la izquierda hacia el medio. Sirni, el arquero de River, intuyó la maniobra y volcó su cuerpo hacia el centro. Yo le di con la de palo, y salió un tiro corto y débil que fue a meterse entre el poste derecho y el arquero. Los engañé a todos. ¡Incluso yo, que quise tirar centro!.

Lo cierto es que, cuando se habla de Vicente De la Mata, se habla de una leyenda. En la historia temprana de Independiente, cuando el Rojo aún no era el gran Rey de Copas que es hoy, ya habían estrellas encargadas de dejar bien alto el nombre de nuestro querido club. A veces, cuando se hace silencio y se le da lugar a la memoria, se vuelve a escuchar por Avellaneda: ¿A dónde va la gente? ¡A ver a Don Vicente!.

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