Independiente no pudo ni supo desatar el nudo defensivo que le propuso Banfield en Avellaneda. No hubo continuidad de ese buen segundo tiempo en Tucumán y no generó chances claras.
La vuelta del Emperador al Libertadores de América-Ricardo Enrique Bochini fue con aplausos y reconocimiento para él. Pero Julio César Falcioni no se aflojó con las muestras de cariño de la gente, de los empleados del club y de sus ex dirigidos. Con su Banfield se llevó de Avellaneda lo que fue a buscar: el punto. Y así le arrebató dos a un Independiente que nunca supo bien cómo romper con el planteo visitante. El duelo táctico lo ganó Julio.
El Taladro se apegó a su libreto durante todo el partido y controló bien al conjunto de Carlos Tevez, al cual le faltaron herramientas colectivas e individuales para desatar el nudo propuesto por el Emperador.
A su juego lo llamaron a Falcioni. Hizo lo que se esperaba que hiciera. No hubo sorpresa alguna. Banfield se replegó y le cedió terreno y pelota a Independiente. Ordenado, ancho, compacto, la visita mantuvo siempre la postura de cuidarse, pero estuvo atenta a los contragolpes que podía meter para buscar lastimar. Quería un punto, pero si se llevaba tres, mucho mejor.
Hasta tuvo las situaciones de mayor riesgo del partido, como ese centro que cortó Rodrigo Rey con rebote y que el luego el mismo arquero salvó a quemarropa. Ya antes había atajado un remate contra el palo de Ignacio Rodríguez en la primera del partido. Y en el complemento, una escalada de Emanuel Coronel, que le comió la espalda a Joaquín Laso, casi termina adentro, aunque su tiro fue abierto ante el achique de Rey.
Al Diablo le costó muchísimo pisar el área de Banfield. La única vez que lo hizo en la primera etapa Mauricio Isla quedó en offside. Por eso debió apelar a remates desde lejos, como los de Matías Giménez y Damián Pérez, ambos a las manos de Facundo Cambeses.
Carlitos eligió no darle continuidad a lo visto en ese muy buen segundo tiempo contra Atlético en Tucumán de la semana pasada. Volvió a dejar al pibe Javier Ruiz en el banco y apostó por la inclusión de Kevin López como titular por primera vez en su ciclo. López había entrado bien en el Norte también.
El ex Quilmes se ubicó por el medio en el 4-1-3-2 que diseñó el Apache. Su cualidad de pase filtrado fue lo que seguramente vio el DT rojo para decidir por él. Podría ser un arma necesaria para penetrar las cerradas líneas adversarias. Sin embargo eso no sucedió. López no logró jugar cómodo nunca y no encontró espacios para asistir a los de arriba, siempre bien marcados.
Tampoco aportó Braian Martínez por su sector. El que estuvo mejor fue Lucas González ya que viene sosteniendo un buen nivel. De todos modos, le faltó acompañamiento para poder progresar.
Falcioni le propuso un partido muy incómodo a Tevez, quien buscó aplicar mayor vértigo en el complemento con las entradas de Ruiza y de Santiago Toloza (solo hizo esas dos variantes porque tampoco tenía muchas más variantes ofensivas en el banco). Pero tampoco resolvió el problema. La única de peligro ene sa etapa final fue un cabezazo de Laso a los guantes de Cambeses tras un tiro de esquina.
No sufrió Banfield. Jamás pudo llevárselo por delante el Rojo al Taladro. El plan de Falcioni resultó de principio a fin porque aun sin la pelota siguió teniendo el control de los tiempos.
Suelen costarle este tipo de rivales a Independiente. La preocupación en la noche del domingo fue que esta vez no se generaron chances claras, como si sucedió por ejemplo en el segundo tiempo contra Arsenal, aunque no pudo concretar ninguna.
Se falló a nivel colectivo y tampoco lo salvó una rebeldía individual. Además, la falta de variantes entre los relevos le acota el margen de resolución al entrenador. Es una realidad, no un excusa para un Tevez que levantó considerablemente a este plantel hundido, lo salvó del descenso y le devolvió la competitividad, pero que en las últimas tres fechas no logró tener un buen funcionamiento de entrada.
¿Es este el techo de este equipo acotado de nombres y jerarquía? Independiente supo jugar mejor de la mano de Tevez. Pero los rivales también pesan y en Avellaneda, Falcioni ganó la pulseada y se llevó el poroto que quería.
(Foto: ph.arita)
