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Empezamos a volver

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A partir de este momento, empezamos a vivir la vuelta a casa en InfiernoRojo.com. Aquí les mostramos la presentación de InfiernoRojo 2007, un cuento de Rodrigo González Santos acerca del nuevo viejo estadio. De aquí hasta el miércoles, notas y videos sobre nuestro templo, nuestra casa. ¡Preparate para grandes sorpresas que IR tiene liastas para vos en esta semana infernal!

La Doble Visera de cemento. “Les presento el texto completo que escribí dedicado a mi abuelo recordando la primera vez que fui a la cancha”Dedicado a todos los que nos hicieron hinchas de Independiente …



Abuelo:

A veces me resulta difícil empezar a hablarte. Ya pasaron más de dos años desde que no estás entre nosotros y, aunque el tiempo mitigue todo, a veces cuesta saber de tu ausencia y se te extraña horrores. Hoy no te quiero contar de mi vida, de mis amores, mis odios, mis amigos o de la familia. Hoy te quiero contar sobre algo que nos unió siempre, algo tan fuerte como nuestro apellido. Te voy a contar de Independiente.

No son tiempos fáciles abuelo. Todo cambió. Atrás quedaron los equipos aguerridos y peleadores de campeonatos, como el de la epopeya del 78 ante Talleres o ese milagroso campeón del 94, que siempre la peleó de atrás hasta coronarse, con lo justo, en la última fecha. Esas noches de Copa que tanto me contaste al igual que mi viejo ahora se volvieron un objetivo a lograr, que estamos lejos de alcanzar.

Y, para colmo, estamos sin cancha. Sí abuelo, como oíste, sin cancha. Porque ahora tenemos un nuevo proyecto, uno que auguran como serio y a largo plazo. Con una cancha que proyectan como moderna y para 49.000 personas sentadas. ¡No te estoy cargando! Sentadas. Ahora el fútbol lo tenemos que ver sentados. Mientras te cuento esto estoy dando una vuelta sobre lo que queda de nuestra gloriosa Doble Visera. Ahora la llaman Libertadores de América, pero vos la conociste con ese nombre y, sinceramente, a la mayoría de nosotros nos cuesta familiarizarnos con este nuevo nombre que le pusieron a nuestro templo.

El progreso llegó con todo a nuestro estadio abuelo. Los codos y la platea Erico ya son un mito. ¡Hasta las viseras, esas que creíamos eternas, cayeron para darle lugar a la modernidad! De la popu quedan algunos escalones superiores, pero sólo Dios sabe si van a quedar o también serán demolidos, destino que ya sufrió ese codo enorme inventado en el 94 para ganarle por goleada a Huracán tanto en la cancha y en las tribunas.

Hoy queda poco de este templo al que me trajiste hace ya 16 años. ¿Te acordás? Por la despedida del Bocha, con mi viejo confabularon lo que sería mi primera experiencia en una cancha. Eso sí, con mis cortos cinco años, no quisieron arriesgarse a que los escasos escalones de la popu me privaran de ver el partido, por lo que me llevaron a la platea Cordero baja. Esa noche sin dudas fue de las mas desconcertantes que tuve en mis cortos 21 años. No entendía eso de ganar algo llamado Libertadores, o de las gambetas del Bocha a Peñarol, o del sablazo genial a Racing en el clásico de los ochenta. Sin embargo, a pesar de la incertidumbre, sigue siendo uno de los mejores recuerdos que tengo en una cancha. Porque esa noche me pasaste la posta. Porque esa noche fue mi primera vez en la cancha, y al mismo tiempo fue tu última visita a la Doble Visera. Y será por eso que hoy sobrevive esa platea, porque el destino no pudo hacerle frente a semejante desafío y dejó este pedazo de cemento en el que estoy parado ahora, que hoy es nuestro y de nadie más.

La idea es buena abuelo. Un estadio moderno y que nos permita ver un partido como dios manda. No sentados, porque el hecho de que haya un asiento no quiere decir que te sientes, pero vamos a poder ver que pasa en la cancha. Igualmente, te prometo que cuando el rojo vuelva a su casa, antes de cada partido voy a dedicarle un tiempito a este pedazo de cemento. Porque acá me dejaste tu mejor herencia. Acá no solamente me dejaste tu amor sino que acá me pintaste el corazón de rojo eternamente. Acá sellaste mi destino y me presentaste al gran amor de mi vida. Este es tu legado y lo voy a lucir siempre con orgullo abuelo.

Antes de que la nostalgia me gane del todo, lo mejor es dejar esta tribuna y esperar que en un año la vea reluciente y brillando de nueva y moderna. Sin embargo, me reprocho el hecho de que esa noche con el Bocha haya sido nuestra única vez juntos en la Doble Visera. Pero vi el cielo y me di cuenta de lo absurda que resultaba ser mi queja. Porque vos, abuelo, va a ir siempre a la cancha conmigo, solamente que yo voy a sacar popular, y vos vas a estar en la platea más alta de todas.

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