El triunfo de Independiente a partir de una intención que, sin dudas, gustó a más de uno.
Independiente parece estar cerca de lo ideal. No es la intención ser resultadista, sólo se hablará del juego propiamente dicho. Es que Jorge Almirón arrancó su etapa como entrenador y si el rendimiento del equipo y la idea que intentó llevar a cabo se hace una constante estamos en las puertas de una propuesta distinta a lo que venimos viendo en los últimos años.
Un equipo que tiene como premisa principal salir jugando desde la primera línea con variantes de pelota dominada en lugar del típico pelotazo a dividir. Un equipo que ataca con vértigo, en forma vertical y utilizando las bandas para entrar al área y dañar. Un equipo que trata bien la pelota. Siempre al ras del piso.
Claro que asume riesgos y por eso esto es un juego. Claro que tiene que ajustar las flaquezas defensivas, como la pelota parada. Claro que el rival lo puede lastimar, pero la presión en zona alta y la libertad en los volantes para ir a buscar al contrario en el campo ajeno y ahora así su salida, también es un síntoma de querer ganar. No vengas, yo te voy a buscar.
Siempre se puede y se deben pulir las cosas. La realidad es que la idea plasmada ayer en la cancha de Banfield ilusiona por su dinámica, su búsqueda y su respeto por una identidad. Ojalá sea la hora de poder disfrutar de un fútbol distinto. La sensación es que el rumbo es éste y no hay que salirse del libreto.
