Independiente le ganó 5 a 3 Quilmes en un partido que tuvo todos los condimentos. Tres penales, discusiones, golazos y hasta la lluvia fue gran protagonista. La Cerveza comenzó ganando, después con dos penales del Ruso Rodríguez y uno grito de Riaño el Rojo lo dio vuelta. Ahí se quedó y se lo empataron. En el cierre, otra vez Riaño y un golazo de Mancuello cerraron la fiesta de goles en Avellaneda.
Como sucede casi siempre. Los de Almirón manejaban la pelota pero sin profundidad. Quilmes lo esperaba agazapado. Así jugaron casi diez minutos, porque fue en ese momento cuando Quilmes quebró la monotonía. Una gran habilitación para Sarmiento que cortó el achique y corrió sin marca durante 30 metros hasta llegar al mano a mano con Diego Rodríguez y definir para el 1-0.
Momento complicado para todos. Comenzaron las dudas sobre la reacción del equipo de Almirón. Recién a los quince minutos Independiente dio signos de vida y a partir de ahí se hizo dueño de las acciones. Tanto fue así que a los 23 una jugada confusa derivó en penal a favor del local que hizo estallar a todos. De la pelota se hizo cargo el Ruso quien no falló y ajustició al arquero de Quilmes para la igualdad.
Independiente siguió intentando pero le faltaba juego por las bandas. Gabriel Vallés y Lucas Villalba no desequilibraban y el local perdía ahí. Quilmes poco hizo para presionar y así se fue el primer tiempo. Para el complemento otra vez los cambios de Almirón. Matías Pisano y Francisco Pizzini ingresaron por Vallés y Martín Lucero.
Con ellos el Rojo ganó en desequilibrio por las bandas. Y lo aprovechó. A tal punto que Pisano la rompió. Primero el Enano recibió dentro del área, amagó y le cometieron penal. Otra vez el Ruso se hizo cargo y puso el 2-1. Iban 6 minutos del complemento y el resultado estaba a favor del local, que rápidamente estiraría la distancia. Otra vez la jugada nació en los pies de Pisano que encaró, se metió en el sector de diez y remató desde afuera, exigiendo al arquero que no pudo contener y en el rebote apareció Claudio Riaño para el 3-1.
Al toque fue Pizzini el que casi marca. Encaró, tiró un caño y su zurdazo fue contenido por el uno quilmeño. El Rojo estaba para la goleada, pero de a poco se fue quedando. Quilmes aprovechó que su rival se fue metiendo atrás y fue en busca de algo. Para colmo Breitenbruch tuvo que salir por un problema en su tobillo y Cristian Tula sufrió un golpe en el hombro y mermó su juego. Justamente en una pelota larga, Tula no pudo asegurar su paso y terminó cometiendo penal. Klusener no tuvo compasión con el Ruso y lo ajustició para el 3-2.
La lluvia no paraba. Los goles tampoco. Iban 25 minutos y las dudas comenzaban a aflorar. Quilmes se venía. Independiente no reaccionaba. Bellocq tuvo que sumarse a la zaga porque Tula con su hombro averiado se fue a jugar de punta. Daniel Montenegro se paró junto a Federico Mancuello de doble cinco. Complicado el panorama.
La Cerveza llenaba de centros el área del Ruso. Fueron muchos y en uno de ellos llegó el increíble empate. Sí, iban 40 minutos y Jonathan Zacaría enmudecía a todo el estadio. Quilmes lograba el 3-3 impensado e imaginado.
Y justo cuando la noche se hacía helada por la bronca, aparecieron dos emblemas y el más desequilibrante de la noche. Entre Montenegro, Mancuello y Pisano se encargaron de darlo vuelta. El 4-3 fue gracias a una pirueta de Riaño tras un tiro de esquina y una serie de rebotes. La locura fue total. Otra vez Independiente pasaba al frente en el marcador. Y con el envión mismo estiró aun más la diferencia. En realidad, el gol de Mancuello fue lo más lindo de la noche.
El Rolfi encaró a pura velocidad y vértigo. Construyó una pared con Matías Pisano, llegó hasta el fondo y ya desde dentro del área cedió la pelota para que Fede Mancuello quede mano a mano frente al arquero de Quilmes, que tras el movimiento de Mancu quedó despatarrado en el piso. El zurdo empujó la pelota y el festejo se hizo eterno. La gente fue un delirio completo y a nadie le importó la incesante lluvia. Lo que sí se acordó fue del domingo, porque “el domingo, cueste lo que cueste, el domingo tenemos que ganar”.
