Independiente sigue invicto con Tevez pero no pudo aprovechar las situaciones que generó en La Paternal por fallar en la elección final de las jugadas. Una clavija a ajustar para no dejar escapar puntos.
Acertó otra vez Carlos Tevez en la lectura previa del partido. En La Paternal volvió a la línea de cinco atrás, con tres volantes y el doble nueve y fue muy superior a un Argentinos Juniors que se vio asfixiado y atosigado por Independiente en un primer tiempo casi perfecto. Casi porque solamente faltó una cosa fundamental: el gol. Y eso ocurrió porque no existió una buena toma de decisiones en los últimos metros, todo un tema a trabajar con el equipo, que deja escapar puntos por no concretar las buenas chances que genera.
Hay toda una parte del laburo que está bien hecha y que no es para nada sencilla de lograr: la generación. A Independiente le costaba horrores pisar el área de enfrente con determinación. Eso ya no sucede desde la llegada del Apache. Entre individualidades y sociedades se elaboran situaciones que son de claro peligro. Sin embargo, en la cancha del Bicho demostró una vez más que le sigue resultando complicado resolverlas con éxito, algo que viene pasando ya en los últimos partidos.
En esa primera etapa en el Diego Armando Maradona, el Rojo contó con no menos de cuatro chances de riesgo certero. Solo una fue producto del azar, si se puede endosarle a la suerte un tiro en el travesaño. Fue Federico Mancuello el que construyó una pared con Matías Giménez y que luego estrelló su remate en el palo horizontal. Nada que reprochar en esa, se hizo todo lo que se tenía que hacer.
Pero en las demás… Se pudo haber resuelto mejor. Repasemos. Mancu se vio otra vez cara a cara con Alexis Martín Arias. Tenía tiempo y panorama. Tenía pase al medio. Tenía, también, posibilidad de elegir dónde y cómo definir él. Se apresuró y optó por picarla. Lo hizo mal y se la entregó a las manos del arquero local.
Giménez desperdició un cabezazo en el área chica. Un envío desde la izquierda lo encontró habilitado. Martín Arias venía desplazándose desde la derecha hacia el otro palo. Giménez tenía visión como para tratar de ubicar su frentazo a contrapierna del arquero, pero lo hizo hacia donde iba el mismo y por eso la atajó. Error de cálculo.
Braian Martínez, de otro desequilibrante duelo, presionó, obligó y produjo peligro. En una de esas que recuperó por su insistencia levantó la cabeza y le pegó al arco desde lejos cuando tenía para seguir jugando. Se tuvo fe. Le salió desviado.
La más elocuente de las posibilidades de gol que echó por tierra el Diablo en la noche del sábado se vio en ese segundo tiempo en el que el visitante ya no exhibía la intensidad y la fluidez de la primera parte. Otra vez Giménez fue protagonista. La luchó, entró al área, la pelota se le abrió hacia la izquierda y ahí venía Alexis Canelo a la carrera con un escenario ideal para rematar. Pero Giménez decidió continuar él, enganchó buscó acomodarse y tirar incómodo.
El Independiente de Tevez jugó bien, sobre todo el los 45 minutos iniciales. Y mereció allí hacer la diferencia que no hizo por la pésima toma de determinaciones en la zona de fuego. El DT no puede entrar y definir, aunque sí es tarea suya hablar, aconsejar y trabajar en la semana este aspecto que está fallando en un Rojo que podría haber sumado más puntos de los que tiene si hubiera sabido tomar buenas elecciones en la estocada final de sus jugadas.
Así es como las malas decisiones dentro del área rival pueden matar un buen planteo o una buena lectura de un partido. Independiente necesita ajustar estas clavijas para seguir evolucionando y permitirse pensar en grande.
