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Stillitano parece ir encontrándole dueños a algunos puestos, mientras que el déficit en el fondo no se resuelve. Contra Barracas le hicieron otro gol en contra de un tiro de esquina.

Hay nombres que engranan pero la deuda defensiva sigue impaga

Stillitano parece ir encontrándole dueños a algunos puestos, mientras que el déficit en el fondo no se resuelve. Contra Barracas le hicieron otro gol en contra de un tiro de esquina.

Stillitano parece ir encontrándole dueños a algunos puestos, mientras que el déficit en el fondo no se resuelve. Contra Barracas le hicieron otro gol en contra de un tiro de esquina.

Otra vez no fue suficiente. Otra vez Independiente empezó como para llevarse todo por delante. Otra vez pegó primero, pero otra vez no sostuvo la ventaja. Y después, todo fue aguantar y aguantar con uno menos por la (¿exagerada?) expulsión de Sergio Barreto. Por el contexto, el equipo de Leandro Stillitano terminó rescatando un punto en la cancha de Barracas Central, el equipo de Claudio Tapia. Eso le dio un poco de oxígeno al entrenador que muy de a poco parece ir encontrándole nombres fijos a algunos puestos, aunque todavía es moroso en defensa.

Hay jugadores que van mostrando un rendimiento más cercano a lo que se pretende para la Primera de Independiente. De adelante hacia atrás, el primero a destacar es Martín Cauteruccio, que por segundo partido seguido se anota como uno de los puntos salientes. Resultaron un tanto injustos los silbidos que debió escuchar la semana pasada luego de marcar dos goles. Hizo oídos sordos y en la cancha del Guapo mantuvo el nivel, con movilidad y buena lectura de juego.

Caute participó en la precoz jugada del gol rojo con inteligencia al hacer correr rápido la pelota para la subida de Baltasar Barcia por la derecha. Hablando del uruguayos, Barcia justamente es otro que se asienta en la titularidad. Por la derecha crece y demuestra sus cualidades. En su gol, el primero en Independiente, se tomó su tiempo y con tranquilidad definió hacia la red. Eso sí, tuvo demasiado permiso de la lenta defensa local.

El tridente de ataque lo completa Giménez, que se exhibe incansable y también se afianza como doble nueve, siendo quien mayor movilidad aporta y hasta saliendo y entrando del área. Claro que tanto él como los otros dos aún cuentan con un déficit que perjudica al equipo: carecen de claridad en la resolución. Puede ser ansiedad, puede ser nerviosismo o un poco de todo. Lo cierto es que los tres tuvieron situaciones claras para aumentar el marcador y pasar a ganar el partido. Fueron de frente al arco, inmejorables. Pero se nublaron y no lograron definir. Aun con uno menos, el Rojo pudo haberlo ganado en alguno de esas jugadas desperdiciadas.

En el medio, Vallejo sigue obligando por su lado y necesita continuidad para ir soltándose cada vez más. La aparición de Jorge Ortíz en el doble cinco es la noticia grata del fin de semana, sin dudas. El Melli aprovechó al mango su oportunidad. Entrega, concentración, timming, presión alta. Vio la amarilla pronto y de manera injusta por una infracción que no ameritaba tal castigo. A pesar de verse condicionado, no se desbordó y mantuvo su línea de juego. Regular durante todo el partido. Se ganó continuar de arranque. Sería interesante verlo al lado de Iván Marcone, cuando este esté al ciento por ciento.

A su espalda está la deuda más grande del equipo que sigue lejos de ser cancelada: la defensa. Como una prolongación de lo ocurrido ante Instituto, ante Barracas le marcaron desde un tiro de esquina pésimamente marcado. Un rechazo corto de Giménez en el área chica, nadie del Diablo para tomar el rebote y la libertad al hombre rival para que definiera. ¿Hubo floja reacción de Rodrigo Rey en el arco? A su favor habrá que decir que estaba tapado por varios compañeros y adversarios.

Párrafo aparte para Barreto. Es cierto que Echenique podría haber resuelto la situación con una amonestación. Tan cierto como que también tuvo fundamentos para haber mostrado la roja: Barreto llega a destiempo y la baja la suela del botin en el muslo de Centurión. La infracción del defensor era evitable por eso la primera responsabilidad es suya, al margen de la decisión del árbitro que contó con la confirmación del VAR.

Stillitano mueve piezas. Baez pasa de central a lateral. Laso entra y sale. Barreto no levanta. El único que entiende cómo plantarse es Ayrton Costa, a esta altura un intocable de la última línea roja. Tiene cuentas pendientes que resolver el DT. Mientras de mitad de cancha hacia arriba las certezas van llegando, al mirar hacia el fondo los interrogantes se multiplican. El 1-1 con Barracas le dio más vida para intentar seguir encontrando soluciones.

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