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Insolucionable

Independiente hizo todo para dar vuelta el partido con Belgrano pero volvió a perder con una contra rápida. El primero fue de Velázquez hace unos días atrás, empató Cáceres con un buen cabezazo y Melano puso cifras definitivas para el 2-1. El Rojo se sigue hundiendo.

Ya desde el equipo que plasmó Gallego se sabía que Independiente iba a intentar llevarse por delante a Belgrano. Claro, otra no le quedaba. Arrancaba abajo en el marcador por el gol que había conseguido Velázquez en el cierre del primer tiempo antes de la suspensión. De tal manera, atacaba con seis jugadores. Sólo quedaban en defensa Hilario y tres más.

El Pirata no proponía nada de nada, sólo pum para arriba y aguantar. A los 14 minutos y tras una serie de centros fue Fredes el que le metió la pelota en la cabeza a Samuel Cáceres que se elevó muy bien y metió un cabezazo fortísimo con destino de red. Olave se esforzó pero no llegó. El Rojo rápidamente conseguía así el empate y algo de tranquilidad.

Sin embargo, tras ese gol le costó llegar con claridad para marcar el segundo, el de la diferencia. Tal es así, que no hubo ocasiones de peligro hasta el final del primer tiempo. Sí, obviamente, muchos centros intrascendentes por la carencia en la puntería de los lanzamientos y por no estar bien ubicados los receptores en el área.

Para el complemento hubo cuatro cambios: Santana y Rosales ingresaron por Monserrat y Fredes, respectivamente, en Independiente. Zielinski, por su lado, hizo lo propio y mandó a la cancha dos bien rápidos: Pereyra y Melano. Más tarde serían los autores de la debacle.

Es que Independiente empezó a ir con mucha furia, nervios y como siempre, sin ideas. Todo eran centros a ver si alguno podía inventar algo en el área. Farías no tuvo ninguna porque nunca lo buscaron en serio. Vidal desbordó un montón de veces pero nunca le atinó a un compañero. Vargas intentaba por el centro, pero no le quedaba otra que abrir el ataque y así se diluía todo.

Encima, un forcejeo entre Quiroga y Rosales terminaba con la expulsión, a instancias del Juez de Línea, del primero. O sea, el Rojo tenía un jugador más, pero no podía hacerlo valer. El Tolo, en su desesperación por encontrar juego por el medio, lo metió al pibe Ortiz que debutaba y lo sacó a Ferreyra. Cambio fatal, porque por la izquierda vino el gol de Belgrano.

En una jugada en la que muchos se quedaron protestando un posible penal sobre Farías, Belgrano salió velozmente con un pelotazo para Pereyra. El Picante casi de primera se la tocó en largo a Melano que le ganó en carrera a Galeano, quien no hizo nada más que mirarle el número de la espalda, y ante la salida de Hilario definió con mucha clase para el 2-1. La bronca se adueñó de muchos y la decepción, de todos.

El Rojo tiene un problema muy serio y está en su riñón. Le cuesta mucho salir adelante. No sabe atacar como un equipo y a la vez sigue sin poder defenderse en ataque cuando las contras son rápidas y precisas. Sigue perdiendo y no sólo partidos, sino puntos y terreno y el final cada vez está más cerca. Ante Belgrano era el momento para poder remontar. Parece que lo que afecta a Independiente es insolucionable.

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