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Kevin López volvió al mediocampo del Rojo.

Y al final, la carroza volvió a convertirse en calabaza

Kevin López volvió al mediocampo del Rojo.

Independiente mostró una mejoría de visitante con los cambios de Zielinski y ganaba merecidamente. Pero, Gimnasia se lo empató en la última por graves desatenciones propias y le embarró la noche.

Mejoró, pero sigue igual. ¿Cómo es eso posible? Este Independiente desconcierta a propios y extraños. Porque cuando avanza un paso, retrocede dos. Se veía eso de un partido a otro. Y en el Bosque se experimentó esa sensación en una misma noche. Porque el equipo de Ricardo Zielinski mostró una evolución para afrontar un duelo de visitante, todo un karma en este ciclo. Sin embargo, otra vez se mandó una siesta en el último tramo que le costó puntos importantes. Tenía la victoria en el bolsillo y el Lobo se la comió en el final.

La mejoría quedó así opacada por esa última jugada en la que el Rojo hizo todo mal en defensa. La bronca, nuevamente, es lo que queda dando vueltas por todo el cuadro de Avellaneda, que ve como ganar lejos de casa le resulta una misión verdaderamente imposible. Pero hay cosas para resaltar. El 1-1 definitivo, más allá de la desazón, no puede ni debe tapar el cambio para bien que se evidenció en gran parte del trámite.

La postura inicial fue otra, muy diferente a los últimos encuentros fuera del Libertadores de América-Ricardo Enrique Bochini. En la cancha de Gimnasia, Independiente salió más atento, concentrado, sin dejarse llevar puesto por el local y hasta tomando la premisa de presionar más arriba para jugar lejos de Rodrigo Rey, que tuvo una tapada a Benjamín Domínguez y no mucho más trabajo en la primera parte.

El Ruso había dicho que debían hacer algo distinto de visitante para conseguir algo distinto. Sacó a Matías Giménez y sumó un volante más para rediseñar el equipo de un 4-4-2 a un 4-1-4-1, con Iván Marcone como único volante tapón y el Melli Ortiz en la misma línea que Kevin López. Por afuera, Baltasar Barcia fue por la derecha y el Chaco Martínez pasó a la banda zurda, mientras que el único punta fue el golador Martín Cauteruccio.

El Diablo aprovechó mejor el ancho del campo. Ocupó más espacios y se hizo más compacto entre sus líneas. No le dejó terreno libre a los platenses. Le funcionó el plan a Zielinski. Lo único que le faltó, y no por eso es menos importante, fue tener mayor profundidad y llegada al área de enfrente. Cauteruccio quedó sin demasiada compañía y bastante aislado.

El gol llegó, de hecho, en el complemento y por la vía del contraataque. De un tiro libre a favor de Gimnasia, Ayrton Costa se sacó de encima a Guillermo Enrique tras el envío pasado desde la izquierda de Nicolás Colazo y metió un pase notable para el Chaco Martínez, que corrió entre Miramón y Colazo -quedaron demasiado abiertos- y definió ante la salida de Tomás Durso.

Ganaba bien el Rojo y tenía todo bajo control. Se defendía de manera correcta y no pasaba sustos en su arco. Más allá de que se fue retrasando con el correr de los minutos, el adversario no lograba progresar. Le generó dos situaciones de peligro. Una fue por la destreza individual de Domínguez. Y la otra por un cabezazo de Mamut. Ambas fueron desactivadas por Rey.

Independiente hasta contó con oportunidades para liquidar todo de contragolpe, pero no lo hizo. Cuando todo terminaba se quedó con uno más por la expulsión de Franco Torres. Nada parecía hacer indicar el desenlace que se dio. En la última jugada, el Diablo se durmió y echó por la borda dos puntos vitales con los que hubiera avanzado seis puestos en la tabla.

Eric Ramírez pasó entre Ayrton Costa y Edgar Elizalde y mandó el centro pasado. Del otro lado, Luciano Gómez estaba distraído y el pibe Domínguez le madrugó la espalda para clavar la igualdad ante un Rey sin chances de poder hacer nada. Ese gol fue un puñal al entusiasmo de Independiente, que ya paladeaba la primera victoria después de 10 partidos de visitante. Otra vez se durmió al final. Otra vez se metió demasiado atrás y dejó venir al contrincante hasta el último minuto. Otra vez lo lamentó demasiado.

El Ruso Zielinski cambió y hubo mejoría. Sobre ese avance tendrá que aferrarse para volver a intentarlo la próxima, pese a la resolución insatisfactoria. Le costaba a Independiente empezar firme los cruces de visitante. Lo corrigió. Ahora deberá trabajar en aprender a terminar los partidos más entero, atento hasta el pitazo final para que la carroza no se le transforme en calabaza antes de la medianoche.

Formación de Independiente vs Gimnasia La Plata Formación de Independiente vs Gimnasia La Plata

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