Sin jugar bien y sufriendo, Independiente derrotó 2-1 a San Martín de San Juan en el debut de Cristian Díaz y consiguió algo de calma luego de la renuncia de Antonio Mohamed. Cristian Pellerano y Pablo Cantero, en contra, marcaron para el Rojo en un encuentro que tuvo un clima muy espeso en las tribunas.
Hoy Independiente tenía que ganar y lo hizo. Fue superior en el primer tiempo y lo padeció en el complemento, bancando los ataques de la visita sobre el cierre con cinco defensores y tres volantes centrales, pero se llevó una victoria importante.
En el primer tiempo Independiente fue más que su rival y gozó de una efectividad bárbara: pisó tres veces el área rival e hizo dos goles. San Martín, por su parte, estuvo muy livianito, por lo que el equipo de Cristian Díaz no tuvo problemas para irse dos goles arriba en el marcador.
Mientras el clima en las tribunas se espesaba cada vez más y había corridas en la Sur, llegó la apertura del marcador. Había pasado muy poco en los primeros 20, con más tenencia del Rojo pero poca profundidad, hasta que Marco Pérez la perdió en el área y la pelota le quedó a Pellerano, quien fusiló al arquero visitante.
Con el gol, Independiente se tranquilizó un poco y siguió controlando el balón, aunque sin profundidad, hasta que faltando cinco minutos para el cierre de la etapa inicial Nicolás Cabrera desbordó, Pablo Cantero quiso cerrar ante la llegada de Osmar Ferreyra y la metió en su arco.
En el inicio del complemento lo tuvieron Marco Pérez y Eduardo Tuzzio en la misma jugada, pero lo salvó Luciano Pocrnjic ambas veces. Para colmo, en la réplica el verdinegro descontó: disparo de Claudio Graf, rebote largo de Adrián Gabbarini y Diego García.
A partir de ahí, Independiente se replegó y apostó a liquidarlo de contra. Lo pudo haber hecho si Vélez y Pérez hubieran aprovechado las clarísimas chances que tuvieron. San Martín, con el ingreso de Roberval, complicó y estuvo cerca del empate, pero le faltó punch.
Más allá del juego flojo, en una noche negra por lo sucedido afuera, en las tribunas, Díaz y sus muchachos se dieron una alegría y se tomaron un respiro en un presente que los tiene, tanto a ellos como a los hinchas, de golpe en golpe.
